#citaciega
“…movía los labios
pero no se le escuchaba nada…
atrapada en un constante
bla bla bla bla mudo…”
‘Detrás del huevo’, de Fátima M. Roldán
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Si eres de esas personas con las que estoy conectado a través de alguna red social digital y además mantenemos una mínima interacción, habrás observado que desde hace algún tiempo suelo tener dos o tres “apagones” a lo largo del año. Algunos más radicales que otros, la verdad, y que suelen coincidir con épocas como el verano o las fiestas de navidad.
No todos estos “apagones” son programados y estratégicos. A veces lo preveo intencionadamente y otras… me sale, como me ha ocurrido en estas semanas atrás.
El tema es que estas navidades he trabajado muchísimo, y el grueso de lo que he hecho me requería mucha atención y disciplina para estar enfocado y llegar sin problemas a la fecha de entrega pactada con el cliente. Así que ahí he estado durante horas y horas… en mi mundo, dale que te pego a la tecla y a la pizarra… ideando y poniendo orden mucha de la información acumulada durante los últimos seis meses…
…y de vez en cuando… me daba por abrir las Redes… la mayoría de las veces de manera automática… para ver como estaba el patio virtual.
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Sensaciones
Estar absorto en algo te genera distancia y perspectiva con respecto a otras cosas, y en este sentido, dos sensaciones emergían cuando me conectaba a las redes durante este tiempo.
La primera, SATURACIÓN, no sé exactamente de qué, pero una sensación de saturación brutal. Visitar los muros era como entrar en un bucle repetitivo, cansino y donde lo original ya se confunde y se diluye con la copia… reconozco que cada vez cuesta más identificar algo fresco… o quizás sea yo, que estoy perdiendo facultades (si es que alguna vez las tuve).
Cuando sabes que es imposible que ya esté todo dicho, pero tienes la sensación de que ya está todo dicho… jodidos vamos.
La segunda, que las personas tenemos una urgente e incesante NECESIDAD DE AUTOAFIRMACIÓN. Esto es, como si existiera una poderosa fuerza por distinguir nuestra identidad (digital) de las demás.
La AUTOAFIRMACIÓN no es nada malo, en absoluto. Es una necesidad universal, atemporal y natural… el problema está en que se convierta en tu razón de ser, de participar, de interactuar (a veces conscientemente y la mayoría de ellas sin darnos cuenta… sí, tú también, y yo… qué vamos a hacerle…).
Siendo bueno pensé… vale, lo de la saturación puede ser cosa de los algoritmos (o no), pero lo de la AUTAFIRMACIÓN…
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Autoafirmaciones
¿Cómo nos AUTOAFIRMAMOS en las Redes Sociales?
Explícitamente, sin tapujos. Este soy yo, esto es lo que hago, esto es lo que pienso… mira que guapo soy, mira que tipo tengo. Ya está. Una forma honesta y alineada con la intención. Te podrá gustar más, te podrá gustar menos… pero el discurso está claro, la gente no se disimula detrás de las cosas.
Implícitamente. Esto es, como si no vinera a cuento, aprovecho lo que sea para hablarte de mí. Utilizamos cualquier excusa para, de una forma u otra llamar la atención sobre nuestra persona y darnos la importancia que a veces tenemos (encaja) y otras no (no encaja, como esos mensajes que incluyendo las palabras “humildad” y/o “agradecimiento” no son precisamente ni humildes y agradecidos).
Relacional. Es una forma de AUTOAFIRMARSE en relación con los demás bien a través de la crítica o de la puesta en valor de otras personas. Esto es, la persona se pone en contraste con respecto a otras. Esto, se puede hacer sutilmente (si se tiene el arte y la elegancia de hacerlo bien, que no es fácil), otras de una forma directa (haciendo alusiones a veces con educación y otras con impertinencia), y en otras ocasiones, la peor versión (la más tóxica), es la que está plagada de quejas, críticas veladas o alusiones implícitas molestas hacia otras personas.
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Tómate un respiro para pensar…
¿Cuál es tu manera recurrente de autoafirmarte?
¿Cuál crees que es la más sana para ti?
¿Y la más ecológica con los demás?
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Lo importante
Una u otra forma de AUTOAFIRMACIÓN será más o menos efectiva en nuestra vida en función al uso e intención que le demos a los medios sociales. Ninguna de ellas es buena o mala en sí siempre que estemos dentro de los límites de la buena convivencia. Al final, como siempre, el propósito de la conducta y el valor verdadero que la orienta marcan la diferencia.
El problema es que una AUTOAFIRMACIÓN recurrente y desmedida puede solapar algunos aspectos de nosotros mismos que ya de por sí son valiosos y que no necesitan de ninguna explicación o discurso complementario.
Por ejemplo, si haces un trabajo bueno y es evidente que así ha sido… y estás todo el tiempo dándote coba tú mismo por lo que has hecho (explícita o implícitamente)… no llamará la atención tu trabajo, llamará la atención lo presumido o narcisista que eres… (aunque tengas un buen puñado de comentarios en los que te digan “crack” y “eres lo más”… que la gente a veces es muy capulla inflando egos… total, como es gratis y luego nunca se sabe…).
Así, según el propósito profundo de la conducta, la AUTOAFIRMACIÓN puede ser el ejercicio de un derecho asertivo de la persona… o un ejercicio de narcisismo, o la manifestación de un complejo de inferioridad o incluso de una envidia mal canalizada… por no hablar de las veces en las que se trata realmente de una acto de “AUTOJUSTIFICACIÓN” más que de AUTOAFIRMACIÓN…
Qué complejo y escurridizo, ¿verdad?
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Tratando de aprender algo
Bueno, venía todo esto a cuento de esas sensaciones de saturación y exceso de autoafirmación que observaba en las Redes Sociales después de haber estado unos días un tanto fuera.
…aunque fuera nunca se termina de estar, aunque no participes activamente y solo seas consumidor de las vidas ajenas.
Por cierto, que yo también me meto en el saco y en estos días he estado reflexionando sobre mi manera de AUTOAFIRMARME en este Zoológico virtual en el que todos somos bichos y espectadores al mismo tiempo. Todos y todas… bien participes activamente o solo seas un voayeur digital y no te pierdas nada de lo que ocurre escondiéndote detrás de cualquier arbusto con forma de pantalla.
Tratando de sacar un poco de aprendizaje de todo esto, estas son algunas de las ideas que se me vienen a la cabeza y que entiendo relevantes para gestionar nuestra presencia digital…
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- Cuando tu persona brilla más que tu propuesta de valor, cuidado. Deja que lo que hagas hable por ti y no ahogues lo que tú mismo generas dándote demasiada importancia. Acabarás cosificándote antes de la cuenta.
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- Si pasas mucho tiempo tratando de legitimar tu forma decir las cosas o de hacerlas, ojo, porque más que AUTOAFIRMARTE te estás AUTOJUSTIFICANDO… y la necesidad de autojustificación puede ser la manifestación de alguna incoherencia o de que algo dentro en ti no está encajando… y tienes que explicarlo.
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- No trates de convencer de cómo eres… lo quieras o no los demás tienen una percepción sobre ti que vale más que todos los discursos que trates de imponerles sobre tu condición y tu forma de ser. Recuerda que la verdad de los demás está configurada por lo que ellos creen, no por lo que tú les digas.
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- Que tu manera de AUTOAFIRMARTE no se desvíe y desemboque en la expresión de tus complejos, tus inseguridades o tus envidias… se nota… al tiempo, se nota… y resulta patético.
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- Indaga sobre la intención de lo que haces… al menos de vez en cuando. Para. Viene bien. A veces vamos demasiado rápido y actuamos por impulsos que nos van delatando implacablemente.
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Y lo más importante… aprendamos a OBSERVARNOS y a mantener o tener la humildad de rectificar el rumbo… sin complejos, aceptando que todo esto no es más que un aprendizaje continuo.
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Feliz semana, feliz año.
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Esta bien perron . Fabuloso