#citaciega
“…si se rompía los dedos
evitaría pasar por aquel concierto de piano
para el que tanto se había estado preparando
y tanta expectación se había generado.
Cogió el martillo y no perdió un momento…”
del relato corto ‘Ke ase?!?’, de Fátima M. Roldán
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Me ha gustado mucho el post que sacó mi amiga Elena Arnaiz el sábado pasado titulado “No puedes vivir sin ti”. Bueno, en realidad más que gustarme me tocó un poco los h**v*s porque el artículo no deja de ser una excelente llamada de atención a uno mismo con ese tonillo que la Arnaiz mete a las cosas…
…que parece que es muy risueña ella, con esa sonrisita y esa mirada agradable, con esa fachada de yo-no-he-roto-nunca-un-plato y buenrollismo-brilloso-total… pero… ¡ay amigo! …con una capacidad natural de generar una toma de conciencia del tipo ‘patada-en-la-entre-pierna-pero-por-tu-bien’ que no te deja indiferente…
El post, resumiéndolo mucho, habla de la importancia de cuidarnos. Si nosotros no estamos bien, si no nos tratamos bien, difícilmente podemos generar calidad en nuestras relaciones, trabajos, comportamientos… siendo bastante complicado por tanto que nuestra productividad sea sostenible y ecológica con nosotros mismos.
Este post de la compañera, si bien pudiera parecer evidente, no deja de ser absolutamente necesario. Me reconocerás que lo demasiado evidente e importante en nuestra vida suele quedar absorbido por las rutinas y diluido por las urgencias. Por eso, no está mal que de vez en cuando recordemos como hay cosas tan básicas que erróneamente damos por integradas pero que pasan a un tercer, cuarto o quinto plano en nuestro día a día…
…y básicamente eso fue lo que me generó este post…
…una necesaria llamada de atención.
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La resistencia
¿Por qué nos cuesta tanto invertir esfuerzos en algo tan importante como cuidarnos o portarnos bien con nosotros mismos?
Seth Godin, en su libro ¿Eres imprescindible?, habla de La Resistencia. Resumiendo mucho el concepto, La Resistencia es esa parte de nosotros mismos que busca la comodidad por encima de todo y no es amiga de invertir esfuerzos o ponernos precisamente en situaciones incómodas, aunque esas situaciones sean por nuestro bien.
La Resistencia solo quiere comer, estar a salvo y listo. Es más, es una parte a la que le gusta que nos estemos ocultando y pasemos tristemente desapercibidos si entiende que no vamos a cubrir la expectativa de lo que se espera de nosotros (porque a La Resistencia le importa mucho “el qué dirán”).
La Resistencia se enfada y se ofusca a la mínima, siempre tiene un “pero” para cualquier iniciativa que tengas. No le sirven los razonamientos, de hecho, es más poderosa que el mayor compendio de todas las “buenas razones” que puedas presentarle (no sé si alguna vez te has planteado eso de “Si sé lo que tengo que hacer, ¿por qué no lo hago?”, pues eso, por La Resistencia).
Su mejor estrategia es generarte miedo, es nuestra parte más primitiva y siempre tiene el “podrías equivocarte” cerca. Por tanto, algo que tenga que ver con esforzarnos para ponernos manos a la obra o que implique algún grado de exposición de lo que somos o queremos, activará a La Resistencia quien en última instancia no querrá complicarse la vida.
…La Resistencia es tu parte del “…no merece la pena…”, “…ya te lo dije…”, “…no tienes la suficiente preparación…”, “…vas a hacer el ridículo…”, “…por dios, a tu edad…”, “…mejor empiezas el lunes…”, y todas esas cosas que quizás alguna vez nos hemos dicho y que en el fondo sabemos que son excusas.
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Indicios
Inspirándome en el post de Arnaiz y apoyándome en el libro de Godin, me ha resultado muy interesante hacer el ejercicio de identificar algunos indicios de que La Resistencia está actuando y se está manifestando en nosotros.
Me he quedado con algunos, los que me resultan más significativos en este momento… lo mismo si los repaso mañana me quedo con otros, o me salen otros… lo cierto es que me resulta muy clarificador reconocer qué es lo que nos mantiene sentado en el sillón, por muy incómodo que nos resulte estar ahí… sin hacer nada… aunque ello implique no cuidarnos como nos merecemos a pesar de las catastróficas consecuencias que esta actitud nos genera.
Vamos a ello…
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1 Hoy no, mañana
Dice Seth Godin que el “aplazar algo es el primer paso hacia el nunca”.
Personalmente, creo que cuando el aplazamiento de algunas cosas está directamente relacionado con la importancia de esas cosas para nuestra salud, bienestar o desarrollo… estamos contribuyendo ‘activamente’ a nuestro propio estrangulamiento.
A veces aplazamos algo porque consideramos que no es el momento o no tenemos tiempo, otras porque no nos sentimos preparados, o consideramos que nos faltan recursos… excusas que normalmente se diluyen cuando se pasa a la acción.
…sea como fuere, aplazar mata, procrastinar nos arruina nuestro autoconcepto, daña nuestra autoestima y dinamina nuestra productividad.
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2 Buscar la aprobación
Hacer algo con la mirada en los demás, buscando su aprobación, es actuar como una foca de circo donde lo que más nos importa es la obtención del premio, del refuerzo positivo… si nos dan una sardina bien, si no, mal, no ha merecido la pena.
…lo jodido de esto es que terminamos descapitalizando lo que hacemos, que deja de tener sentido en sí mismo… dejamos sin valor nuestros esfuerzos, nuestro tiempo, nuestra dedicación e incluso el propósito que debería orientar nuestras acciones… todo, lo vendemos por el aplauso y el reconocimiento ajeno.
Al final, el resultado de lo que hacemos no será fruto de lo que somos sino de lo que lo que creemos que los demás piensan que somos. Una putada… porque esto nos va dejando sin alma poco a poco.
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3 Decir que sí compulsivamente
…muy relacionado con lo anterior, aunque merece la pena dedicarle su espacio.
Además de decir que sí por buscar la aceptación y el reconocimiento de los demás, también podemos decir compulsivamente que sí como una manifestación de nuestras inseguridades… de nuestros temores…
…así, por miedo a perder la oportunidad, el cliente, el trabajo, el amigo, la factura, el compañero, el aplauso… lo que sea… decimos que sí a todo…
…hasta que terminamos descubriendo que realmente no estamos siendo nosotros los que decidimos, y que nuestra vida nos la están guionizando los demás…
…y cuando los demás son los que determinan nuestra agenda… malo.
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4 Practicar el ostracismo
Otra manifestación de nuestra Resistencia es la practica voluntaria del ostracismo.
Esto es, no afronto, me repliego, me escondo… así evito, es más cómodo. En ocasiones lo hago victimizándome (estrategia absolutamente inefectiva), en otras culpabilizo (que si bien te puede desahogar, termina haciéndote entrar en un bucle de encabronamiento vital que tampoco termina siendo muy efectivo).
El ostracismo elegido es en principio una reacción cómoda, pero termina generando una factura social alta… que cuando quieres afrontar lo mismo ya no te queda capital para ello.
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5 Cagarla intencionadamente
…aunque suene un poco extraño, pero sí… un clásico del autosabotaje es equivocarte, errar, cagarla a conciencia.
…se trata de realizar alguna acción tangible que confirme tus propios temores, o mejor dicho, los de La Resistencia, que demuestre que somos susceptibles de caernos, de no hacerlo bien y de ser ‘cascarones de huevo’ en el juego de la vida personal y/o profesional… como si estuvieras deseando decirte “¿ves? …me lo dije, me iba a caer”
…si en algún momento has tenido la tentación de cagarla para cargarte de razón y tener argumentos que te permitan demostrar tu incompetencia a los demás, sabrás de qué estoy hablando.
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6 Planificar hasta el final
…planificar, planificar y planificar. Si eres de esas personas que inviertes más tiempo en hacer un plan que en ejecutarlo, también sabrás de qué estoy hablando en este punto… en realidad, pensándolo bien, planificar es también una forma de aplazar…
Planificar te genera una falsa percepción de que estás haciendo algo, de que estás empezando… es un lugar cómodo para La Resistencia, ya que en el fondo sabe que mientras no te muevas del sillón puedes planificar lo que te de la gana…
…otra manera de no hacer las cosas nunca es ahogarlas en la burocracia mental que nos generamos cuando queremos poner en marcha algo.
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7 Esconder “mi tesooooro…”
…o dicho de otra forma… esconder tus ideas para que nadie te las copie, te las robe o saque más provecho que tú de ellas.
Esto, además de una manifestación de tu Resistencia es un ejercicio activo de pobreza.
Tener talento no sirve de nada si no se ejerce. En el mundo del conocimiento, paradójicamente, el conocimiento no sirve para nada si se queda en tu biblioteca mental, ahí, archivado y llenándose de polvo…
…las iniciativas que no se activan se quedan en tu cabeza y se enquistan, ocupándote espacio psicológico y robándote energía…
…o sacas de alguna forma tus ideas o se te pudrirán en la nevera.
…además, una idea de por sí no tiene ningún valor si no conoces la técnica para hacerla realidad… así que… tú sabrás por dónde quieres empezar.
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8 No pedir
…y quedarme con dudas…por no preguntar, por timidez, por no parecer idiota o simplemente por comodidad…
Una forma de contribuir a nuestra parálisis es no pedir lo que necesitamos. Quedarnos con la duda… generándote un falso “…yo quería, pero…”
…es como cometer un delito por omisión, pudiéndolo haber evitado.
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9 Conformarse
…conformarse en empezar a morir.
Dejar de aprender. Dejar de tener curiosidad. Rendirse (no te rindas). Pensar que la vida es esto y punto.
Dejar de reivindicarte. Contribuir a la oxidación de tus neuronas. Perderte en lo demás, y en los demás. Quedarte con la fotografía de lo que eres en un momento determinado, aunque la película de la vida ya esté en otra secuencia.
(no te rindas)
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Y ya…
…te dejo tranquilo o tranquila por esta semana.
Ya te digo, personalmente me hace bien recordar todos estos signos de cómo La Resistencia actúa y…
… ¿sabes qué?
… que no creo que resulte en ocasiones sencillo deshacerse de ella o, mejor dicho, esquivarla. Porque nunca nos desharemos de ella. La Resistencia forma parte de nosotros, y aunque en alguna ocasión nos habrá salvado el pellejo la mayoría de las veces nos está saboteando continuamente…
… pero bueno… una cosa es reconocerlo y otra muy distinta trabajarlo.
No es fácil, no es imposible… a mí no me resulta fácil, pero sé que no es imposible…
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De todas formas y por encima de todo, creo que hay que ser muy respetuoso con quien se autosabotea en un momento dado en su vida… primero, porque todos nos lo hemos hecho alguna vez… y segundo, porque quienes creen que en una determinada circunstancia no pueden dejar de hacerlo, es porque en ese momento no pueden dejar de hacerlo…
…y lo que menos necesitan es que le demos la lata o le echemos la bronca porque no están haciendo lo que nosotros pensamos que sí deberían hacer.
No se trata de justificarlos, pero sí de acompañarlos.
Buena semana!
…hablando de sabotajes, os dejo con este delicioso vídeo que ya tiene unos años, pero me sigue flipando…
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#EKGranada18
…por cierto, te recuerdo que aún está activo el enlace de inscripciones para el
Espacio Knowmads Grananada 2018
…estaremos encantados de recibirte!
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Muy bueno..gracias
A ti!!
😉
d.
El post que mejor describe lo que «pasa» dentro de nosotros al enfrentarnos a algo. Muy bueno, gracias por poner palabras a cosas tan difíciles de definir.