Las personas nos diferenciamos por muchas cosas, y una de esas diferencias me parece especialmente llamativa en cuanto a lo que tiene que ver con las relaciones y los afectos.
Están, por un lado, aquellas personas que te avisan de que es el cumpleaños de un amigo para que puedas participar de la felicitación, y aquellas que prefieren no avisar (como quien no sabe la cosa) para posicionar su cariño, mantener cierta iniciativa personal y en el peor de los casos pujar por una absurda influencia afectiva…
…están, quienes te dicen “vamos a comprar un regalo” y quienes se presentan con el regalo bajo el brazo a título individual… dejándote (sin querer) fuera de juego…
Son detalles invisibles, emocionalmente estratégicos, posiblemente fruto de muchas inseguridades y complejos, y posiblemente muy relacionados con los valores reales que articulan las conductas de esas personas…
…detalles que generan situaciones controvertidas que siempre me han llamado la atención…
…detalles que, si son recurrentes, son un indicio de algo.
…detalles que se proyectan en decenas de decisiones, actitudes, conductas… en las relaciones, en la manera de plantear las cosas, en el trabajo en equipo…
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Hace poco fue mi cumpleaños y llegué a una reflexión parecida, me felicitaron personas por privado cuando compartimos grupos de WhatsApps y Telegrames (el plural es para ambas redes a posta, sí) “dejando mal” a quienes no se han acordado de motu proprio…curioso esta forma de evidenciar y posicionar su cariño por encima del resto. ¡Seguimos!
Lo.importante es que vengais a mi cumpleaños. Ese es el regalo