“Hacer el pino” = “darle la vuelta”…. es bueno para el cerebro, es como hacer que que tus neuronas se vuelvan como un calcetín y tengan la sensación de que funcionan mejor.
“Hacer el pino” = “darle la vuelta” = “ponerse en el lugar de”… es salir de tu refugio para darte cuenta que existen más ventanas desde las que mirar el mundo, y que el mundo… es más de lo que tú vives y ves.
“Hacer el pino” = “darle la vuelta” = “ponerse en el lugar de” = “tener visión”… ver las cosas de otra manera, enterarte de que “no eres el centro del universo” (ni siquiera el centro de este trocito de planeta en el que vives)… esto, si te lo tomas bien, además de ser un alivio es un ejercicio de madurez muy chulo, y te acaba por conectar a la realidad.
“Hacer el pino” = “darle la vuelta” = “ponerse en el lugar de” = “tener visión” = “practicar otra manera de ver las cosas”… es el inicio para darte cuenta que todas las personas tienen sus propias historias… que la tuya es una más, una historia más que funciona como un eslabón que se une a otros eslabones, conformando una cadena invisible pero tan real como las relaciones que has establecido, estableces y establecerás en tu vida.
“Hacer el pino” = “darle la vuelta” = “ponerse en el lugar de” = “tener visión” = “practicar otra manera de ver las cosas” = “empatía”.
Posdata.- Nuestro sistema racional ha fagocitado ferozmente el término “empatía”, de tal modo que todo el mundo conoce y sabe lo que es la empatía, pero pocas personas se atreven a vivirla y experimentarla… y si ya esto es una pena, resulta peligroso en las personas que trabajamos y ejercemos “relaciones de ayuda”, quienes tenemos tan protocolizada la palabra, la damos “por asumida” y nos perdemos su experiencia.
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