#citaciega
“…aún cuando avanzaba pensaba que no se movía,
dejándose comer por el tiempo y las oportunidades perdidas…”
‘Figurante’, de Fátima M. Roldán
.
Lo natural es el conflicto, aunque parezca lo contrario… es algo de lo que me doy cuenta constantemente. Y es que, uno de los muchos aspectos positivos que tiene mi trabajo es la posibilidad de acércame como observador externo a multitud de situaciones personales y colectivas.
Lo de acercarse como observador externo es esencial. Reconozco que esto es algo que siempre he tenido claro, pero no siempre he sabido hacer. Es más, creo que ahora (después de un puñado de años de experiencia) es cuando le estoy pillando el truco. No obstante, siempre tienes que tener mucho cuidado, un cuidado y una alerta consciente a la hora de mantenerte en tu posición de ‘observador’ y no pasar a formar parte o partido de algo.
Y es que, el rol de observador te permite obtener una visión lo más ‘objetiva’ posible de una determinada situación y ganar el máximo de perspectiva sobre la misma. En cambio, perder este rol tiene un coste alto para ti, tus clientes y el propio proceso. Perder la posición de observador activa automáticamente tu sistema de creencias y valores, y en vez de ‘observar’ te dedicas inconscientemente a comprobar si la situación encaja o no en tu ‘…cómo deberían de ser las cosas’… como si esa fuese LA VERDAD VERDADERA.
Cierto es que nunca podremos ser absolutamente objetivos. Es más, por naturaleza somos subjetivos, aunque la habilidad de ser autoconscientes que tenemos las personas nos permite darnos cuenta de cuándo nuestros valores y creencias lo están contaminando todo (actitud y conducta, propia y ajena).
.
Bueno, después de este rollo que te acabo de soltar (que quiero dejar, porque me reencuadra bastante), lo que te quería decir es que acercarse con actitud observadora, recurrentemente, a una diversidad de personas y grupos te permite descubrir ciertos denominadores comunes sobre cómo afrontamos determinadas circunstancias.
Así, últimamente me llama poderosamente la atención observar cómo vivimos algunas cosas que forman parte de nuestra naturaleza como si fueran un fracaso o una patología.
Esto es algo que ocurre mucho cuando estamos viviendo un conflicto. Así, si bien el conflicto es inherente a la naturaleza humana, sea individual o interpersonal, se vive en muchas ocasiones como un error, un fracaso, un fallo en nuestra capacidad de autogestión o de gestionas nuestras relaciones.
Vivir un conflicto puede ser incómodo o desagradable, pero no es necesariamente malo, (aunque tratar de hacer ver esto a quienes padecen un conflicto con una intensa carga de violencia es un acto de cinismo, por ello, no será este el tipo conflicto al que me refiera).
.
El conflicto
Un conflicto se genera cuando vivimos una colisión de valores, percepciones, intereses o posiciones.
Puede ser personal: mis hechos no coinciden con mis acciones; lo que ‘quiero’ no coincide con lo que ‘debo’; lo que ‘debo’ no coincide con lo que ‘puedo’; lo que ‘puedo’ no es lo que ‘quiero’; etc.
O puede ser interpersonal: sus actos, no coinciden con lo que espero que haga o hagan; mis actos, no coinciden con lo que espera o esperan que yo haga; no acepta lo que hago; no acepto lo que hace; tenemos visiones divergentes; nuestras necesidades no se acomodan; nuestros intereses chocan; nuestras posiciones se contravienen; etc.
Sea como fuera, el conflicto es un fenómeno natural, por cuanto la vida no tiene forma de sala diáfana sino de laberinto, lleno de muros por todos lados, en la que es imposible ir en línea recta. Toparse con un muro o un callejón sin salida es lo natural.
Así, encontrarse con un obstáculo o dificultad no es una consecuencia de tu incapacidad. Toparse con un muro no implica necesariamente que lo estés haciendo mal, simplemente significa que estás viviendo, que estás caminando, que estás aprendiendo a gestionar un conflicto o, lo que es lo mismo, que estás aprendiendo a buscar los espacios para avanzar…
…ahora bien, es importante recordar que el aprendizaje no es gratis ni espontáneo.
.
Percepción
No obstante, a pesar de que todos entendemos que toparse con obstáculos que generan conflictos personales e interpersonales es lo natural, y que la vida no es un camino de rosas, la forma que tengamos de asumir esta realidad condicionará nuestra percepción sobre el conflicto y nuestra capacidad de respuesta.
Así, podemos asumir que la vida es un laberinto en el que estamos condenados a perdernos una y otra vez, darnos de bruces con el próximo muro y bloquearnos en el siguiente callejón sin salida. Esto es, somos candidatos perfectos a ser ‘víctimas’ de nuestra propia vida.
O, por el contrario, podemos asumir que la vida es un laberinto, a veces incómodo, que consiste en ir buscando los espacios adecuados que nos permitirán seguir avanzando. Esto es, somos candidatos perfectos a ser ‘aprendices’ de nuestra propia vida.
En ambos casos se asume la realidad del conflicto y la situación puede ser igual de desagradable y compleja, pero las realidades que se generan desde un enfoque u otro son radicalmente distintas. En la primera, reaccionamos. En cambio, en la segunda, respondemos. En la primera sentimos que no tenemos capacidad de acción, en la segunda generamos esa capacidad de acción.
De la percepción que tengamos sobre el conflicto, así serán nuestras respuestas. Recuerda: tu percepción alimenta tus pensamientos, tus pensamientos modelan tu actitud y tu actitud determina tus acciones.
.
Buscar espacios
Lo anterior no es fácil, pero se aprende. Hay quienes somos de aprendizaje lento, más reflexivos, y necesitamos tiempo y contexto para responder. Hay quienes son de aprendizaje activo, y aprenden haciendo y sintiendo. Unos y otros podemos liberarnos de reaccionar para empezar a responder, dejando de ser espectadores de nuestras dificultades para convertirnos en actores de nuestra vida.
De una forma u otra, tener una visión positiva de un conflicto es un proceso necesario y sano para responder y avanzar, que no implica que sea un proceso sencillo, rápido y agradable.
Bien es cierto que, parafraseando al profesor Sergi Farré Salvà, el conflicto es como el agua de la lluvia, necesario, pero en exceso puede ahogar… y digo yo que, para no ahogarnos, el primer paso es no negar el agua, el segundo mantenerse a flote y el tercero empezar a nadar… la cuestión es que de una forma u otra, hay que mojarse… por muy incómodo que sea.
Afrontar el conflicto es no pararse delante del muro. Es buscar los espacios, el margen de maniobra que queda entre las posiciones para encontrar la mejor respuesta posible y seguir avanzando. No somos nosotros los que elegimos la forma que tiene nuestro laberinto, pero sí cómo vamos a encararlo. Habrá muros que puedan moverse, otros que no, algunos que podamos derribar y otros que serán indestructibles… pero seremos nosotros quienes decidamos pararnos o aprender a sortearlos.
.
Pues no era un rollo lo del principio…
Ahora me doy cuenta que no era un rollo lo que escribí al principio, y que tiene su sentido. Es curioso…
…y es que, pensándolo bien, quizás una de las herramientas más importantes de las que disponemos las personas para abordar un conflicto sea nuestra capacidad de observación y de autobservación. Insisto, no hablo de evaluar, juzgar, o fiscalizar… si no de observar.
Ya dije que no podemos ser absolutamente objetivos, menos aún cuando lo que tenemos entre manos es emocionalmente significativo para nosotros. No obstante, observarnos a nosotros mismos en un determinado contexto (conflictivo) y observar el propio conflicto (desde esta posición) nos permite tomar ‘cierta’ distancia y perspectiva…
…incluso entender las posiciones que no estamos dispuestos a aceptar, observarlas en contraste con las nuestras… y quien sabe si así, encontraremos los espacios…
…ahora solo faltaría, para transitarlos, vencer el orgullo, la soberbia… y asumir que lo que nos trajo hasta aquí, no nos va a llevar necesariamente allá…
.
11
Leerte es tener la sensación de que no eres tú el que habla,dice ,piensa ..escribe,más bien que son las cosas las que se manifiestan desde el “ahora”en el que van sucediendo….un placer !!
Gracias amigo!!
d.