Creo que una de las peores cosas que nos puede pasar cuando estamos en situación de desempleo, en búsqueda activa de empleo, parado, o el eufemismo que tú quieras y con el que te sientas más cómodo/a para expresar aquella situación en la que no tienes curro es “despedirse a sí mismo”.
Es el colmo de los colmos…, no solo no tengo trabajo si no que además “me he despedido”. Y puede ser mucho peor si te has despedido y no lo sabes, y solo tienes conciencia de que “algo no va bien (y todo es una mierda)”.
A ver si me explico mejor…
.
El Despido Interior no es solo para quienes trabajan
Se dice que alguien está en Despido Interior (Lotfi El-handouri) cuando estando “laboralmente en alta” no pone más empeño del necesario para que su trabajo salga, limitándose a ‘cumplir el expediente’, produciéndose un alejamiento de la persona con respecto a sus funciones (hay presencia de cuerpo, pero ausencia de mente y espíritu). El trabajador “se limita” a hacer lo que tiene que hacer sin llamar la atención, con cierta invisibilidad, tratando de pasar lo más inadvertido posible y evitando todo tipo de controversias (no quedan ganas de complicarse la vida).
Así, la motivación que había al comenzar el reto profesional que generaba entrega, ganas de asumir riesgos, de sorprender, de demostrar nuestro valor en el ejercicio de nuestras competencias… se va topando con la dureza de la realidad, rebajando este nivel de felicidad a base de pequeños (o grandes) desencantos diarios que reducen nuestras energías y nuestra actuación a su mínima expresión, sin sorpresas ni mayores riesgos.
Donde antes había entrega, contribución y exigencia, ahora hay robotización, individualismo, e incluso cierta pereza,…
¿Le puede ocurrir esto a alguien que está en situación de desempleo?
.
El Despido Interior en el proceso de Búsqueda de Empleo
Ahora imagínate que el reto sigue siendo profesional, pero en vez de centrarnos en el desempeño de unas funciones, nos centramos en la búsqueda de trabajo o de nuevos retos profesionales.
Imagínate en la génesis de tus propuestas, en el diseño de tu “autocandidatura”, en ese momento mágico de “yo si puedo”, “yo tengo”, “yo quiero”, de “yo soy mi marca” y tal… ese momento en el que nos sentimos poderosos y valerosos en la intimidad, ese momento en el que estás deseando compartir toda esa energía con el mundo.
Sigue imaginando, imagina que te pones en marcha, imagina los primeros obstáculos, visualiza ese proceso de “tomar conciencia de manera clara de todo lo que tengo que ofrecer”, de tener claro “cuál es mi proyecto profesional”, y sobre todo, de cómo puñetas lo comunico al mundo, qué vías o canales debo usar para poder colocar mi propuesta en el mercado y cómo puedo ser efectivo en este sentido.
Venga sigamos, no dejes de imaginar ese día a día en la búsqueda de trabajo y en tus estrategias de posicionamiento en la mente de tus potenciales empleadores y empleadoras… estrategias que se configuran por esas rutinas importantes que solo dependen de ti, que necesitan de una autodisciplina que a veces se ve bombardeada por una sensación de incertidumbre; estrategias que en ocasiones se enredan en un malestar emocional que se codea con una autoestima cuestionada por nosotros mismos y por la falta de resultados. Y todo esto con el telón del fondo que representa el hecho de no estar generando ingresos y ver temblar nuestras necesidades básicas mientras trato de desarrollar y presentar “mi proyecto profesional”.
Y seguimos, con intentos y rectificaciones, en una carrera de fondo en la que no tienes muy claro dónde está el final, o si hay final… y en las que nos agotamos con las dichosas preguntas de ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Me estaré equivocando? ¿Merecerá la pena? ¿Por qué coño no encuentro trabajo de lo mío?
Imagina el desgaste (por si no lo has sentido alguna vez), para poder entender lo que quiero expresar con esta entrada…
¿En qué punto nos agotamos en este proceso? ¿En qué punto nuestras estrategias de búsqueda de empleo pierden su fuerza? ¿En qué momento automatizo mi búsqueda de nuevos retos y oportunidades? ¿En qué momento mis acciones e iniciativas no tienen la calidad necesaria?…. ¿Se parece en algo estas sensaciones al Despido Interior?
.
¿Cuándo aparecen los síntomas?
.
- Cuando el agotamiento es un sentimiento recurrente y el tedio caracteriza la mayoría de tus acciones, cualquiera de ellas, bien sea dejarle nuestras referencias profesionales a un contacto, cambiar nuestro CV, actualizar nuestro Linkedin, tomar café con un antiguo compañeros, (…sigue tú…)
- Cuando sientes que ya solamente haces lo justo y necesario, que cada vez te complicas menos la vida, haciendo siempre lo que te resulta más sencillo y conoces (a pesar de que no te esté dando resultados), y esquivando aquello que implica invertir más esfuerzos de los habituales. Tu proceso de búsqueda de empleo se ha mecanizado, lo has convertido en una cadena de trámites.
- Cuando con tus acciones solo consigues darte argumentos para no sentirte más culpable de lo que ya te sientes y decirte que al menos estás haciendo algo, (ojo, porque las “acciones excusas” están cargadas de un veneno que nos mata poco a poco).
- Cuando te sorprendes a ti mismo con frases del tipo “Ya no soy como antes” (que se reflejan en tu propia actitud), sintiendo como bajan tus niveles de calidad en cada acción que emprendes para generar oportunidades profesionales. Y no vale eso de “si estuviera en un trabajo lo haría de manera diferente” porque con ese enfoque no estás posibilitando que eso ocurra, ojo, no te reserves para cuando llegue la hora porque “la hora” es esta que está pasando.
- Cuando tomas conciencia de que no cumples aquello que te propones, que tu enfoque es más negativo y conflictivo que resolutivo, que te enganchas a la queja silenciosa. Que coleccionas listas de de cosas que vas a hacer para buscar trabajo que no se terminan cumpliendo.
- Cuando huelas a estancamiento, frustración y desencanto, padeciendo la esclavitud que nos imponen las expectativas no alcanzadas.
.
Las consecuencias
Perdemos capacidad de acción y las acciones que emprendemos no tienen la calidad necesaria, responsabilizamos al sistema y al entorno, entrando en un proceso de victimización (que más allá de que sea más o menos cierto) no te aporta absolutamente nada productivo. Nos acogemos a la ley del mínimo esfuerzo, nos conformamos. Sentimos nuestro ánimo cambiante e inestable. Descuidamos nuestra apariencia, no nos cuidamos. Nuestra postura declina, y tendemos al asilamiento. Estamos en Despido Interior. Fin.
.
Contar con uno mismo (para despegar y volar)
O vuelves a contar contigo mismo o vas listo. O te propones a ti mismo un proyecto que te genere valor y que dependa exclusivamente de ti o no esperes que nadie venga a sacarte del hoyo. No es fácil, no es imposible. Es trabajoso, de hecho (al menos por experiencia propia) es muy trabajoso y no sé hacerlo de otra manera que habiendo echado y echando horas de curro…, pero lo reconozco: necesito enamorarme de mi autocandidatura y ser el primero que me compraría a mí mismo (en este preciso instante), si no, no funciona. Si no: me agoto.
Yo tengo días en los me dan ganas de mandar todo al carajo. La verdad. Reconozco que coinciden con épocas en las que hay menos encargos, se caen clientes o proyectos, o no te ingresan esas facturas pendientes del año III a.C.; también tengo días en los que me siento “la leche en bote”, la mejor leche en el mejor bote que te puedas imaginar, y que casualmente coinciden con días en los que me reclaman mis servicios, me hacen sentir necesario, o me encargan un trabajo bien divertido… qué cosas… y lo cierto es que tanto unos días como otros necesito sentir que tengo un proyecto y una propuesta propia activa, coherente, estructurada y basada en mis competencias.
En la búsqueda de empleo, en la estrategia para generar nuevas oportunidades vamos acumulando una serie de pequeños y grandes “fracasos” diarios que son como piedrecitas nos van llenando los bolsillos, haciéndolos pesar cada vez más… de la adecuada gestión de esos fracasos dependerá nuestra capacidad de seguir avanzando y de ser resurgir de nuestras propias cenizas.
Lo he dicho en muchas ocasiones, a través de este Blog y en mis formaciones, para mi una Búsqueda Activa de Empleo efectiva es aquella que al mismo tiempo es emocionalmente sana, no agota ni descapitaliza a la persona y genera el máximo de oportunidades… más allá de los resultados, que probablemente no dependan de nosotros.
…lo importante en definitiva es que no te despidas a ti mismo, que no te dejes ir…
.
..
.
Procesos y Aprendizaje:
puedes seguirnos
en
FACEBOOK (de una manera diferente)
y
en
TWITTER (compartiendo caracteres)
.
.
Desempleo Interior: desempleado que se desemplea
4
Gracias David… es un post muy revelador y cargado de emociones.
Un abrazo
Gracias Patricia!!
Un abrazo!!
😉
@davidbarreda_db
Buenos dias David, ante todo enhorabuena por el post y por lo ameno que nos lo haces llegar. Desde el punto de vista de la orientación laboral me gustaría aportar una idea que me resulta de interés. Me refiero con ello a las “causas” a las que una persona puede atribuir o llegar a explicar su propia situación de desempleo. Este contexto, el de las “atribuciones causales” va a ejercer una clara influencia en la autoestima de la persona desempleada al igual que va a desempeñar un importante papel en la motivación hacia su búsqueda activa de empleo e incluso en las propias expectativas de encontrar empleo.
Saludos!!
Quizás por eso Mª Ángeles, fomentar la responsabilidad de las personas es una de las mejores contribuciones que podemos hacer en este sentido.
Saludos!!
Como una pequeña contribnución a este artículo de gran calidad que ha elaborado David, he buscado algunas frases sobre la autoestima y he seleccionado estas dos
• Las personas que piensan que no son capaces de hacer algo, no lo harán nunca, aunque tengan las aptitudes.”
Indira Gandhi
• “Tienes dentro de ti todo lo que necesitas para superar los desafíos de la vida.”
Brian Tracy
Saludos cordiales
…me encanta!!
Gracias Benito!
@davidbarreda_db
Gracias David ,es un mensaje muy realista ,y al mismo tiempo lo estoy viviendo en primera persona, un saludo.
i