Hacerse el tonto puede llegar a ser muy rentable. Básicamente porque si lo haces bien te ahorras un buen puñado de batallas, de esas que aún ganándolas el beneficio no llega a compensar la confrontación. Es más, cada día compruebo que ‘hacerse el tonto’ tiene más beneficios que ‘hacerse el listo’, ya que esto últimoLeer más















