#citaciega
“…lo dejó todo listo,
para estar ausente…”
De La pesada carga del liderazgo, Fátima M. Roldán
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Me voy a mojar en este post. Aún a riesgo de empaparme. Pero bueno, me tomo en serio lo que hago y hace tiempo que decidí que si me ganaba la vida de esta forma (donde la incertidumbre es una constante), me permitiría decir lo que pienso… que no todo va a ser sufrir… y si así funciona, pues bien, y si no, pues ya buscaremos alguna alternativa.
Ya he contado muchas veces que gran parte de mi actividad profesional se desarrolla impartiendo formación y acompañando a grupos y equipos. De hecho, la presentación con la que me siento más identificado y más cómodo es la de formador. Aunque hace poco, participando en un curso, me comentaba el facilitador que tenía que buscarme algo más diferenciador y más chachi… así que dije que era ‘generador de experiencias de aprendizaje‘… vamos: formador.
Me encanta mi trabajo. Me encanta la formación. Pero cada día estoy más convencido de que la formación no sirve para nada… si no trasciende y va más allá del aula. Si no, no es un proceso de formación, es un proceso de información. Será formación cuando se convierta en un principio de aprendizaje, y será aprendizaje cuando se aplique y replique fuera del aula, generando alguna conducta, estrategia o hábito que facilite la vida de las personas, el desarrollo de un proyecto, de un equipo o de un proceso.
La cuestión es que, en mi opinión, la efectividad de estos procesos formativos, cuando van dirigidos a equipos dentro de una organización, está muy condicionada a la presencia o ausencia del Director o del propio Equipo Directivo que lo acompañe.
Más aún cuando el grupo comparte con el equipo directivo un contexto directo, unas acciones y unas rutinas diarias y continuas. Más aún cuando hay consenso sobre la necesidad de formarse, abordar alguna cuestión importante para el equipo o avanzar en un determinado sentido… y el Dire aparece o no aparece, está o no está…
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El contexto
Durante unos cuantos años vengo impartiendo formación en centros educativos. Mi especialidad, fundamentalmente, es trabajar con y para los docentes. Esto es, abordar la situación del claustro, la cohesión del mismo, e impartir formación en inteligencia emocional, trabajo en equipo y gestión de las relaciones para que después el profesorado pueda convertirla en programas, proyectos y actividades para su alumnado… o mejorar su propia convivencia (cuestión para mí, mucho más transformadora de lo que ya parece).
Es chulo, muy bonito. Sobre todo cuando conseguimos implicar al alumnado de una forma u otra para que aporten su visión, o cuando la formación se transforma en acciones muy concretas dentro del equipo, el colegio o el instituto.
Creedme que he visto a docentes realmente inspiradores. De todas las edades, de todos los cursos que existen, de los centros más variados… cargados de mucha energía y que no escatiman en invertir lo que haga falta para que mejore la convivencia en su centro, mejoren las relaciones en su claustro, los chicos y chicas tengan un desarrollo emocional y técnico adecuado, se generen contextos que faciliten el proceso de enseñanza-aprendizaje, y todo lo que te puedas imaginar… sí, son docentes de la escuela pública. Sí, son docentes muy motivados (esto es, CON MOTIVOS)… y sí, ellos y ellas también forman parte del sistema educativo. Gente que se mata por su trabajo porque lo siente, más allá de los escasos recursos de los que disponen o del escaso reconocimiento y apoyo social que suelen recibir (para la labor que hacen). Participar con ellos en un proceso formativo es una gozada.
A mi ver esto me inspira mucho, y muchas veces me pregunto qué es lo que hago yo allí… si ya tienen lo que necesitan, lo que hace que me curre mucho más las sesiones para darle sentido a mi participación y contribuir a que saquen aún más lo mejor que tienen cada uno de ellos.
Sí, también echo en falta a muchos docentes en estas formaciones… normalmente suele coincidir con un perfil precisamente ‘muy falto’ de formación… es más, normalmente no soy yo solo el que los echa de menos….
…pero a los que realmente echo en falta, a los que extraño de verdad en algunas de estas formaciones es al Director/a, e incluso a su equipo directivo. Esos sí que dejan un espacio grande, notable y complicado de llenar.
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Una declaración de intenciones
Si se decide desarrollar una formación en un centro es porque entiendo (lo contrario sería absurdo) que se ha determinado que esa formación es importante. Si además, en la formación participa todo el claustro, la formación además de importante es esencial para el equipo. Por el motivo que sea, da igual. Puede ser para solventar un problema, abrir una nueva línea de actuación en un centro, o la que sea… da igual… es una decisión colectiva y eso le da un significado especial a la misma.
En una formación de este tipo, que la Dirección participe o no es una declaración de intenciones. Se podrá justificar la no participación de la Dirección con mil excusas… quizás las mismas que podría poner cualquier docente que participa de la formación simplemente ‘porque va todo el mundo’, esa persona siempre podrá encontrar algo más importante que hacer que asistir a ese proceso formativo, pero desde el momento en el que esa persona asiste, ESTÁ y ESTÁ CON EL EQUIPO (ya será tarea del formador motivar más o menos a esa persona, generarle un sentido y en el mejor de los casos un aprendizaje). Pero que la Dirección esté o no esté en un proceso formativo… por mucho que se maquille, es una declaración de intenciones… piénsalo bien.
Si las personas que dirigen a un equipo, conforman el liderazgo formal y representan al colectivo comparten un proceso formativo con su grupo, el mensaje que se está dando es diáfano: esto es tan importante para vosotros como para mí, estoy aquí, respaldo el proceso, asumo que yo también aprendo con vosotros, estoy. Y esto, el grupo lo lee.
Igual que lee la ausencia de la Dirección en determinados momentos… el mensaje también es claro: esto es importante ‘para vosotros’, yo tengo otras cosas que hacer, esto no está en mi radio de aprendizaje, ahí os dejo.
…y ojo, el grupo bien sabe cuando la ausencia de la dirección está justificada, es por causa de fuerza mayor y se tolera su ausencia naturalmente en la sesión formativa… la gente lo sabe, la gente no es tonta, la gente lo acepta y la dirección se siente presente.
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Los mejores resultados
Te lo digo tal y como lo siento. Y bien sé que este post no va a gustar a todo el mundo, pero estoy ABSOLUTAMENTE convencido de que la participación del equipo directivo en una formación es directamente proporcional al éxito de la misma.
Lo mismo no se cambia el mundo con esa formación. Lo mismo no solucionamos el 100% de la cuestión que estemos abordando… pero siempre pasa… si el equipo directivo está presente ocurren cosas. Ojo, que lo mismo lo que ocurre no es lo mejor que pudiera ocurrir (hay Direcciones muy obstaculizadoras, pero ese es otro tema), pero normalmente… lo que ocurre es lo mejor que podría pasar e incide en los resultados, tanto en cuanto a la motivación con que se vive el proceso, la facilitación de recursos para llevar a cabo las acciones que se generen, etc.
Lo he visto. Equipos directivos presentes en las formaciones. Igual de liados que los demás equipos directivos del universo pero presentes. Ni con más cargas, ni con menos carga que los demás. Equipos que te abren las puertas de su centro, te permiten moverte por él, e incluso acercarte a los alumnos y trabajar con ellos, que comparten contigo las incidencias, los aciertos y los errores del proceso. Equipos directivos que llevan en el ADN de su liderazgo SER, ESTAR y APORTAR LOS RECURSOS NECESARIOS para que todos puedan hacer bien su trabajo, hacerlo mejor cada día e incluso ser más felices. Lo he visto. Existen, me encantan, me inspiran y yo de mayor quiero ser como ellos/as.
La Dirección de un equipo educativo marca la pauta emocional, técnica y organizativa de un centro. Y esa pauta se marca explícita e implícitamente. Con sus presencias y sus ausencias. Con su trato, su modos, sus maneras y sus acciones. Son ellos los que lanzan el mensaje de qué es lo importante, qué es lo que se tiene en cuenta y qué no, qué se va a respaldar y qué no…y todo esto se hace explícita e implícitamente, con lo que se dice, con cómo se dice y cómo se hacen las cosas. Las actitudes mandan.
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Asume tu papel, asume tus consecuencias
Asume tu función y tu liderazgo. Ten cabeza, y corazón, y capacidad de gestión de las relaciones dentro de un grupo… participa con tu equipo de sus procesos formativos, porque formáis parte de lo mismo. DA IGUAL que hayas hecho un máster sobre el tema del curso, da igual que sea el décimo curso de esa materia que recibes… para tu equipo, eso, no es lo más importante… lo importante no es el conocimiento, lo importante es el proceso que vais a desarrollar todos juntos y aquello que allí se pudiera generar.
…el ejemplo no es la mejor manera de influir, es la ÚNICA. La Dirección, marca la pauta emocional del grupo. Es así. No te escaquees… porque la Dirección es inherentemente relacional, y los momentos compartidos que implican un ‘crecer juntos’ son sagrados.
Este post no es un desahogo. En serio. Tengo súper claro el objetivo del mismo: SUBRAYAR LA IMPORTANCIA DE LA PARTICIPACIÓN Y LA IMPLICACIÓN DE LOS EQUIPOS DIRECTIVOS EN LOS PROCESOS FORMATIVOS. Y lo hago explícito como pocas veces…
…es eso, solo eso, no vaya a ser que se vaya a mal interpretar tu ausencia, y abras la puerta para que el resto tenga la libertad de abandonar, bajar la guardia y dedicarse a cosas más importantes…
…que no todo es lo que parece…
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Procesos y Aprendizaje
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Imagen de geralt vía Pixabay
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Querido David, no sé si eso pasará en otros países “desarrollados” también, pero en España es un hecho que el “jefe siempre tiene la razón” y si tiene plaza de funcionario privilegiado, aún más, pues no es posible despedirle.
Un subordinado, con perdón, mira más su seguridad laboral que su eficiencia si ello conlleva no hacer las cosas tal y como se les indica y riesgo de “molestar”. Con ello promovemos la indiferencia y su consecuencia es, evidentemente, menor rendimiento laboral con todas sus consecuencias.
Ojala tus reflexiones alcancen a los Directivos de las empresas que buscan tu sapiencia y no les importe recuperar su etapa de aprendizaje.