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¿Te formas o te informas?

David Barreda 26 octubre, 2017

#citaciega

“…pidió que le leyeran un libro

que siempre era más cómodo (que leerlo uno mismo)…”

 ‘El aprendiz incompetente’, de Fátima M. Roldán

.

Última mente estoy “dilemoso”, no sé si esta palabra existe… vamos, que me surgen dilemas con más frecuencia de la habitual… o al menos, soy más consciente de ello que en otros momentos de mi vida… quizás esté en uno de esos “momento-dilemas”.

La verdad, reconozco que no me molestan, ni lo veo como una debilidad ni nada. Todo lo contrario.

Sí te reconozco, y aquí pierdo, que además de “dilemoso” me noto preguntón (con cierto punto de impertinencia), cuestionador y algo quisquilloso… quizás sea la falta de vacaciones, o unas creencias sobre determinadas cosas demasiado consolidadas (que te inyectan cierta soberbia en las maneras), o “la prisa del aprendizaje” (que precisamente te hace descarrillar en este sentido) …o un poco de todo eso …no sé, espero que se me pase… seguro que sí.

[por cierto, si alguien después de leer esto intenta hacerme coaching -como pudiera haber ocurrido tras la publicación del anterior post-, en serio… los tiros no van por ahí, gracias]

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La cuestión es que, en los últimos meses, y quien haya asistido a alguna formación mía probablemente me lo haya escuchado, siento que… si bien me encanta mi trabajo, amo la formación, me gusta lo que hago… cada día estoy más convencido de que mi trabajo no sirve de nada… de absolutamente nada…

…si no tiene un impacto fuera el aula, si no se aplica y se pone en valor trascendiendo del proceso formativo.

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Informar vs formar

En este sentido, cabe diferenciar que no es lo mismo participar en una formación en la que te estás informando, que de otra que en la que te estás formando.

En la formación en la que te informas (aunque creas que te formas), lo que ocurre es que recibes un golpe de información. Esa información puede ser más o menos interesante, incluso más o menos útil, incluso en el momento en el que la estás recibiendo puedes visualizar posibles aplicaciones prácticas… voy más allá, incluso además puedes realizar algún ejercicio, algunas simulaciones, etc., que te acrecientan la sensación de “aprendizaje” …aunque el aprendizaje no ocurra.

Es cierto que ese conocimiento, esa información, es necesaria. Forma parte de la materia prima del aprendizaje. Siempre (o casi siempre) suma. Es cultura. Es riqueza. Son nuevas perspectivas. Es información. Recuerda que en la sociedad en la que vivimos el conocimiento es el nuevo capital… un capital que se pone en valor según lo juegues, imagina ¿de qué te sirve tener un millón de euros debajo del colchón?… sí, para saber que lo tienes, o para creerte que eres rico… pero si no repercute y genera riqueza en tu vida ¿de qué puñetas sirve?

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Los contextos no invitan al aprendizaje

Lo realmente jodido es que en mi opinión (es solo una opinión, así que puedes pasar olímpicamente de ella, de hecho, deberías hacerlo) …

…lo que te decía, en mi opinión, después de 19 años impartiendo formación, observo que desgraciadamente los contextos de las acciones formativas que se proponen invitan más a informar que a formar… aunque nos digan y nos juren lo contrario.

A veces por culpa de las propias propuestas formativas (con objetivos ambiciosos, exceso de contenidos, poco tiempo y menos recursos), otras por culpa del cliente que las demanda (con muchas necesidades abiertas, muy exigente, poco tiempo y escasa intención de invertir en ellos), y otra veces, por supuesto, por culpa de nosotros, los formadores (con tendencia a contar aunque sea a calzador lo que sabemos, a inflar las clases para no quedarnos cortos, a controlar lo que vaya a ocurrir en el aula por encima de todas las cosas, etc.)… seguro que me dejo otras cosas más… y seguro que la concurrencia de culpas en este ámbito se da… emborronándolo todo aún más.

Cuando volcamos conocimiento en los demás, informamos. Cuando facilitamos la integración de esos contenidos, la resolución de problemas, la replicación en el futuro de estrategias efectivas, la automatización de estas soluciones… entonces, formamos. Se genera aprendizaje, se genera autonomía, se genera talento.

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Que no te la den con queso

Que una formación te reporte buenas sensaciones, buena onda… ‘buenas vibras’, no necesariamente implica que te esté generando aprendizaje. Oye, que está genial. Si vas a un taller “y flipas”, pues guay… te lo pasas bien, vives cosas, conoces a gente interesante, recibes información curiosa que hace pensar… mola. En serio, lo digo sin ironía (aunque te suene a lo contrario… bueno, lo mismo sí que lo digo con un poquito ironía …pero poquita)… si no es malo, oye, pues disfruta…

Pero colega… igual que una persona de las que se dice muy emocional no necesariamente puede tener desarrollada una alta inteligencia emocional, son dos cosas distintas. Un taller o una formación experiencial, vivencial, inmersiva, o divertida… no correlaciona necesariamente con una formación en la que se estimule el aprendizaje. Puede que no estés de acuerdo, que vamos a hacerle, pero soy de los que piensa que “tu vida no va a cambiar en un taller formativo”.

Remover emociones en una formación, o remover el intelecto… forma parte del aprendizaje, pero no lo garantiza. Adoro las dinámicas de grupo… pero éstas son solo una metáfora que debe servir para algo más que para que vivas un chute de experiencia. La emoción en estos contextos, sin objetivo, sin rumbo… sin estructura que la apoye… es solo eso, una chispa más o menos intensa, con más o menos calor, que puede quemar más o menos.

…en otras palabras… lo que se vive se aprende, pero no todo lo vivencial genera aprendizaje. Que no te la den con queso.

.

La parte que te toca

Para que el post no quede como una queja colgada en el aire… aunque bueno, ya te he avisado que estoy muy quejoso [insisto, olvidaos de hacerme coaching que a mí las quejas me rentan mucho]… pues eso, para quitarle rollo queja… te propongo que asumas tu responsabilidad en tu aprendizaje, en la parte que te toca.

Si eres quien va a recibir la formación… busca propuestas orientadas a satisfacer tu necesidad, con el objetivo alienado a ella lo máximo posible, y con unos contenidos coherentes que la desarrollen. Mira la temporalización o pregunta por ella, saber cuánto tiempo dedican a cada módulo te va a dar una pista de cuánto van a profundizar en cada cosa, cuánta prisa van a darse, y si le dan valor a los procesos de aprendizaje de los participantes. Pregunta quienes van a impartir la formación, no te guíes solo por si el docente tienen mucha o poca experiencia (es importante pero no es determinante, he conocido a gente con poca experiencia en formación que son unos excelentes facilitadores y le ponen más interés, trabajo y calidad que ‘el experto de toda la vida’), trata de conocer al docente o la docente (personal o virtualmente, e indaga en su propuesta de valor).

Si eres quien demanda la formación o quien la promueve… sé realista. Ajusta tu necesidad a tu inversión. Recuerda que no puedes salvar el mundo en dos días… selecciona la necesidad y no abarques demasiado. Un logro pequeño en este sentido es una forma de generar aprendizajes futuros, de ganarte la confianza de los receptores de la formación… por ello, no pretendas salvar el mundo en diez horas. Ajusta necesidad, tiempo, recursos… y busca siempre a un profesional, ojo, un profesional con habilidades docentes… recuerda que no quien sabe mucho de algo es capaz de enseñarlo.

Si eres quien imparte la formación… sé honesto. Atiende a las necesidades que te han presentado y al objetivo que te han propuesto. Discútelo si lo crees necesario, es así, recuerda que serás tú quien en última instancia te meterás en clase y es tu profesionalidad la que está en juego (no la de quien promovió esta formación). Diseña bien la secuencia de acciones que vas a desarrollar en clase… deja espacio para la consolidación de lo que digas, facilita que tus alumnos puedan replicar con autonomía lo que le propones. No seas ambicioso… sé ‘efectivamente redundante’ en lo importante… escucha las palabras, las intervenciones y los estados de ánimo que se generan en el aula… y responde a ellos.

…en fin, en la parte que te toque… contribuye al aprendizaje. Sobre todo al tuyo… porque el de los demás, ten por seguro, que no depende de ti.

¿Te formas o te informas? …venga, que a volar no se aprende en dos días…

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David Barreda

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10 comentarios

  • Guillem Recolons Responder 26 octubre, 2017 at 6:43 am

    Lo bueno, si acabado con Tom Petty, dos veces bueno. Gracias por tus consejos, David!

    Guillem

    • David Barreda Responder 26 octubre, 2017 at 1:51 pm

      …gracias a ti, amigo, por pasarte por casa, y por compartir tu disfrute por la canción!!!!!!

      Un abrazo Guillem,

      d.

  • José Luis Alonso Andreano Responder 30 octubre, 2017 at 8:08 am

    Buenos días,
    Lo primero, no seras Leo, verdad? yo estoy en lo mismo! 😉
    Tanto que en mis últimas formaciones le digo a mi alumnado que no van a aprender nada, pero que se van a informar…
    El aprendizaje requiere: motivación (depende de ell@s), tiempo (en un curso hay poquito) y práctica (se pueden hacer pinitos en una formación, pero luego hay que ir a casa y “entrenar”)
    Si se conjugan esos tres factores que además los profesores/docentes/impartidores/coaches, y/o eufemismo que queramos usar, no podemos perseguir, entonces se produce el aprendizaje.
    La segunda cuestión es, si ese aprendizaje, luego tiene impacto en el ámbito laboral profesional… aún un poco más complicado…
    Lo que creo (o quiero creer) es que todo construye, va poniendo su ladrillito… en muchos casos los “profes” podemos ser descubridores de conceptos, teorías, métodos… y a partir de ahí es la propia persona la que tiene que desarrollar su propio aprendizaje…
    Por rebajarnos expectativas y exigencia… querer que de nuestras formaciones las personas salgan formadísimas cuando nunca nosotros hemos salido formados de una formación es un exceso de ego importante… no crees? 😉
    Con todo esto.. en otra cosa que coincido contigo… es apasionante!
    Gracias por compartir David!
    JL

    • David Barreda Responder 30 octubre, 2017 at 8:50 am

      Hola, José Luis,

      Encantado de que te pases por aquí y compartas… pues no, no soy leo, jajajaja, soy géminis…

      …a pesar de esto, me encanta que coincidamos y que incluso repitamos las mismas palabras en clase. Cuestión de compartir enfoques e interés por una profesión que es apasionante.

      Absolutamente de acuerdo contigo en cuanto a que el aprendizaje requiere motivación, tiempo y acción… total!!, y me gusta mucho lo que dices de conjugar estos tres factores.. es nuestro trabajo indagar sobre la mejor manera de facilitar esa conjugación.

      100% en lo que comentas,

      Es un placer conocer a gente interesada por capitalizar la formación y facilitar el aprendizaje,

      Un saludo!

      d.

  • Chus Blázquez Responder 5 noviembre, 2017 at 12:02 pm

    Buenos días David, muy interesante, comparto tu análisis. Después de muchos años de formador continuado, que ahora sólo participa en talleres cortos dirigidos a empresarios y/o emprendedores sobre una temática muy concreta tengo esa sensación que comentas,aunque yo ni siquiera la había asumido como información, sino más bien como entretenimiento.
    Está claro que hay que profundizar más en nuestras habilidades como facilitadores y entender mejor el punto de partida de las personas que tenemos delante.
    Un saludo y muchas gracias por el post.

    • David Barreda Responder 6 noviembre, 2017 at 8:42 am

      Hola, Chus,

      Pues muchas gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario. Veo que compartimos visión, y tu frase “está claro que hay que profundizar más en nuestras habilidades como facilitadores y entender mejor el punto de partida de las personas que tenemos delante” lo resume muy bien.

      Un abrazo!!

      d.

  • Raúl Hernández González Responder 7 noviembre, 2017 at 1:44 pm

    ¡Que todos tus dilemas sean así de productivos!

    Creo que el gran problema de la formación es el asumir un protagonismo que no le corresponde. Es un actor secundario (no suficiente, y muchas veces ni siquiera necesario) al que miramos como si fuera el protagonista. Y me explico.

    Aquí el protagonista es el proceso de aprendizaje de cada individuo. Un proceso que es esencialmente autodirigido, en el que es la propia persona la que toma las riendas, la que lo nutre con su motivación, la que busca los recursos que le hacen crecer (lo que necesita, cuando lo necesita, en la medida en que la necesita). A veces, sí, puede buscar una formación que le de respuesta a una inquietud: y entonces es cuando es realmente efectiva, porque es él quien la busca, es él quien la integra dentro de su proceso, es él quien la utiliza para rellenar unos huecos que sentía que le faltaban, es él quien la complementa con acciones más allá del aula, quien sigue investigando, quien lo aplica a sus proyectos prácticos…

    Rara vez la formación se enfoca así. Lo que se hace es coger a un grupo de personas (especialmente en el ámbito empresarial), “convocarles a un curso” (normalmente sin preocuparse de si les apetece o no, simplemente hay otros que deciden que “les conviene”), meterles X horas de contenidos… y sí, podemos hacerlo más o menos entretenido, etc. Pero si esa formación “no pinta nada” dentro del proceso de aprendizaje de la persona, si no responde a una inquietud preexistente, si no alimenta una llama que ya le quema por dentro… es completamente inútil.

    La culpa es de todos. De los departamentos de RRHH, que piensan en términos de “formación” y no de “aprendizaje”, que evalúan su impacto por “el número de horas de formación impartidas” o “el número de personas que han pasado por al menos un curso de formación en el año”. Porque la formación es muy manejable, muy fácil de gestionar: contrato cursos, hago convocatorias, y a correr. También de los formadores, que buscamos “vender cursos” porque hay que facturar, y nos ponemos la venda en los ojos sobre si tienen sentido (no en abstracto, si no para cada individuo concreto), y nos consolamos diciendo “bueno, yo he intentado que sea ameno”.

    Siempre me acuerdo de la parábola del sembrador: cuando la semilla cae en tierra fértil, florece. Cuando cae en tierra no fértil, se agosta y se muere. Y nosotros, en vez de trabajar en “hacer fértil” la tierra (estimular primero el interés por aprender) o de dar a cada tierra la semilla que requiere (interesarse de verdad por las inquietudes genuinas de las personas y ofrecerles los recursos que necesitan para aprender, que muchas veces no son un curso), lo que hacemos es tirar semillas por doquier, nos da igual si el suelo es fértil o no, si la semilla es adecuada o no. Y luego, ay, nos llevamos las manos a la cabeza porque no sale nada.

    • David Barreda Responder 7 noviembre, 2017 at 7:10 pm

      Hola Raúl,

      …en primer lugar, un lujazo que te pases por aquí y dejes tu comentario. Te lo digo de corazón.

      Estoy ABSOLUTAMENTE de acuerdo contigo en cuanto a que el verdadero protagonista es el “proceso de aprendizaje” de cada individuo. De hecho, hace unos años en suprimí la palabra ‘formación’ por ‘procesos de aprendizaje’, pero la gente no terminaba de entender de lo que hablaba… en serio…
      …también creo que es la persona la que aprende, y no el docente el que enseña… la formación, el formador, son medios que en el mejor de los casos facilitan los procesos de aprendizajes. Y en este sentido, tengo que compartir contigo que cuando es la persona la que decide sobre la formación (y esta se adapta con efectividad a su necesidad), es entonces cuando se crea el contexto adecuado para generar el aprendizaje.
      …ciertamente, hay una concurrencia de culpas… todos participamos de una forma u otra, consintiendo y participando de procesos formativos descapitalizados… aunque no neguemos que ‘duele’, y a mí la falta de honestidad en este sentido me desarma… por muy ‘ameno’ que lo hagamos, y por mucho ‘buen feedback’ que recibamos…
      …algo hay que no comparto contigo… y es que no termino de creerme que un tipo como tú no trabaje por hacer fértil la tierra… eso no me cuadra. Te leo, te sigo e intuyo por ello el valor que aportas en tus procesos.

      Un abrazo, y oye… feliz de leerte aquí, en mi casa (que es la tuya).

      d.

  • Marián Responder 8 noviembre, 2017 at 10:16 am

    Qué comentarios más útiles. Un placer leerlos.

    • David Barreda Responder 12 noviembre, 2017 at 12:47 pm

      Gracia Marian,
      Me alegro que te resulten de utilidad!
      d.

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