Uno sabe que en el trabajo, como en la vida, siempre se encontrará con dificultades, incidentes más o menos desagradables u obstáculos que se cruzarán en el camino hacia nuestros objetivos. Esto es natural, lo extraño es que todo vaya como la seda.
Oye, y todos somos conscientes de esto, como si lo tuviéramos perfectamente aceptado e integrado, hasta que nos tropezamos con algo y es cuando ponemos el foco en aquello con lo que hemos tropezado, unas veces endosando la ristra de nuestras desgracias a estos factores que nos aparecen , otras veces victimizándonos, y afortunadamente la mayoría de las veces levantándonos y continuando o no… que dicen que los obstáculos son la auténtica medida de nuestra verdadera motivación.
La movida es que hay algunos obstáculos de los que hablo que son naturales, no forzados y que si bien pueden no ser sencillos de gestionar, son más fáciles de aceptar. Por ejemplo, si vas a optar a un contrato y existen más candidatos, estos candidatos son obstáculos naturales con los que tendrás que competir.
Por otro lado, hay obstáculos que más que obstáculos son ‘trampas’… esto es, inconvenientes que nos dificultan el camino, nos lo hacen más espinos y que no deberían estar ahí. Por ejemplo, si vas a optar a un contrato y existen más candidatos, imagina que uno de ellos confunde a los demás con indicaciones maliciosas.
Podríamos entrar en el debate de si estos segundos obstáculos son ‘naturales’ o no, debate triste desde el momento en el que aceptamos ¿la realidad de la naturaleza de las personas? […en este contexto, no soy muy amigo de admitir que “las cosas son así y punto”, la verdad, no me gusta conformarme en este sentido].
Te cuento que tiene que ver todo esto con lo que para mí es una ‘marca personal defensiva’.
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Los objetivos de la Marca Personal
Hay un vídeo que me parece particularmente brillante de Jordi Collel, en el que en dos minutos nos explica de una forma completa y absolutamente clara cuáles son los objetivos de la Marca Personal, vídeo que puedes visionar en su web a través de este enlace. [De hecho te recomiendo todos sus vídeos, unas joyitas que no tienen desperdicio alguno]
Siguiéndolo, Jordi nos cuenta que los objetivos de la Marca Personal son cuatro: ser conocidos (que conozcan nuestra propuesta de valor), distinguirnos entre las otras propuestas similares a la nuestra, ser recordados para que cuando surja una necesidad esa necesidad sirva de estímulo para aparecer en la mente de los demás, y por supuesto, ser elegidos.
Cuestión diferente, y ahora hablo por mí, es qué enfoque le vas a dar a ese proceso y dónde vas a tener el foco… si en tu propuesta de valor y en la gestión de la misma… o en la propuesta de valor de los demás y en la manera de quedar por encima de ella a toda costa.
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Sin ingenuidades
El objetivo es ser elegido, y la realidad es que no somos la única opción. El objetivo es ser la opción preferente, y la realidad es que cada día las diferencias de unos y otros están más matizadas, con lo que convertirse en opción preferente no es algo que nos vaya a venir regalado. Es así.
No quiero ser un ingenuo invitando a una absurda cooperación a ciegas, porque la ingenuidad y el buenismo es una manera de ‘suicidarnos emocionalmente’ y sabotear nuestro propio crecimiento y el de los demás. Pero tampoco quiero ser un cabroncete, qué quieres que te diga, que no hay bocado más amargo que el bocado robado al otro.
Competir es natural, gracias a la competición hemos sobrevivido como especie. Profesionalmente competir nos afina las competencias, nos hace superarnos, no nos permite estancarnos y tira de nosotros para nuestra constante y personal innovación.
Por contra, competir dopados o poniendo las zancadillas no es competir, es atacar… y eso es otra cosa.
Optar por un camino u otro, en definitiva, es una cuestión de valores, pero no de los que se dicen que se tienen, porque cada día me creo menos las relaciones de valores que veo escritas y las frases que afirman lo que se supone que somos. Me convencen más los valores que se terminan desvelando con las acciones tangibles que llevamos a cabo, o más aún, con las actitudes que las envuelven (que ya puedas estar haciendo la tarea más generosa del mundo, que serán esos pequeños gestos que parece que no se ven pero se ven, los que terminen delatando el verdadero propósito de tu conducta).
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Defendernos vs Relacionarnos
Para mí, considerando el contexto actual y la tendencia que parece llevar el mundo que vivimos, una Marca Personal que ataca es una Marca Personal que tiene metabolizada la necesidad de defenderse por encima de relacionarse, que carece de la confianza suficiente en su propuesta de valor como para tener el foco en ella y en su gestión, necesitando menoscabar reputaciones ajenas para parecer, al final, la más viva del cementerio y la que puede salvarnos la vida (que luego terminará quitándonos).
Nos han enseñado más a defendernos que a relacionarnos. A esquivar los golpes antes incluso de que a alguien se le haya pasado por la cabeza la idea de golpearnos. A poner remedio a las traiciones antes de ser traicionados, o incluso a poner la zancadilla antes de ser zancadilleados. Estas ideas se han puesto muy patentes en los últimos años, en una sociedad orientada a obtener el máximo de resultados individuales en el menor plazo de tiempo posible, y cuyos decepcionantes resultados llevamos recogiendo desde hace unas décadas hasta nuestros días… en los que no dejamos de desayunarnos noticias que ratifican la endeblez de las estructuras éticas que nos han sostenido (¿y nos sostienen?).
Quizás por todo esto, y muchas más cosas, el enfoque de generar una Marca Personal con un enfoque humanista me parece un gran acierto, en tanto en cuanto estimula el desarrollo de una propuesta de valor personal, basadas en la gestión de su propio crecimiento y posicionamiento, dentro del marco de los valores que cada uno y cada una considere más ajustados a su persona y en relación con los demás (siendo estas relaciones a veces de cooperación, a veces de natural competición). Es fantástico.
La triste realidad es que aún estamos muy intoxicados de ‘las viejas maneras’, y que el concepto de competición sigue manteniendo su eje en la idea de “vencer al otro” por encima de presentar “la mejor propuesta”.
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Características de la marca defensiva
Una Marca Personal defensiva es la que tiene puesto el ojo más tiempo en la competencia que en su propuesta de valor, como quien conduce mirando el móvil y a toda prisa por llegar lo antes posible.
Una Marca Personal defensiva habla mal de propuestas vecinas y/o llena sus discursos de críticas a otras opciones, que lo único que deja ver es su propia pobreza. Del mismo modo, Marca Personal defensiva genera ridículas invisibilidades fuera de contexto, ignorando lo evidente, no vaya a ser que otra opción les arrebate la opción de “brillar”.
La Marca Personal defensiva pone zancadillas, a veces explícitas, la mayoría de las veces implícitas… de esas que parece que no se ven pero son evidentes, como el jugador de fútbol que defiende un córner con las manos arribas en plan “yo no estoy haciendo nada” pero empujando con el cuerpo y golpeando con las rodillas al contrario.
Una Marca Personal defensiva es histriónica, enfocada en sí misma, puede que amable en los mensajes y casi siempre agresiva en las formas. Celosa de ocupar un lugar que probablemente nadie le está disputando. Un Marca Personal defensiva es vacilante, cambiando el rumbo en función a lo que su competencia haga, sin norte ni objetivo definido.
Una Marca Personal defensiva, en definitiva, es una Marca carente de autoconfianza y por tanto, sin capacidad de innovación para consigo misma.
…y ahí están, compartiendo contextos con nosotros. Esperando a que entres en una pelea que no has provocado… o quizás sí, brillando demasiado, haciendo las cosas bien, centrándote en tus clientes a través de modo de hacer las cosas.
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Larga vida a los buenos y buenas “coo-mpetidores”
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Imagen de TiBine vía pixabay
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Me ha encantado y ocupado felizmente los primeros momentos del domingo en pijama, con un café en el sofá. Concuerda con mi perspetiva de cómo son a menudo las relaciones con el exterior cotidiano, tamizado por el colador de la marca personal. Gracias.
Gracias Lidia!
Un placer haber compartido contigo esos primeros momentos del domingo.
Un saludo amiga!
David