#citaciega
“…vio una luz al final del túnel
pero no divisaba a ningún tipo con barba que lo estuviera esperando,
supuso que no estaba muerto y continuó, sin miedo…”
‘La linterna’, de Fátima M. Roldán
.
Bueno pues, como os decía, por aquí ando. Presente, en tiempo, forma y a punto de encarar el segundo trimestre del año o tercero del curso (según el calendario escolar).
La verdad es que, tras un otoño rico en proyectos y trabajos y un invierno que superó las expectativas en todos los sentidos, se me presenta una primavera apasionante.
Las experiencias que se me van acumulando en estos meses y que les dan una perfecta continuidad a todos estos años atrás (…desde el 2003 currando por cuenta propia como facilitador y formador), me están permitiendo en este momento, además, considerar todo este recorrido profesional de una forma global. Sobre todo, por la naturaleza de lo que actualmente estoy haciendo y cómo lo estoy haciendo, que parece activar todo lo que he ido recogiendo durante este tiempo.
Alguna actualización ha debido descargarse en el sistema operativo que utiliza mi cerebro que ahora parece que todo lo anterior cobra sentido y se percibe como un paso imprescindible que me ha permitido estar en el punto que estoy. Que solo es eso, un punto… que espero que sea “y seguido”.
La cuestión es que una cosa es que entienda o ‘crea entender’ el sentido de lo recorrido y acumulado, y otra que sepa usar esa información para enfocarme adecuadamente en el futuro, que creo que sería la mejor forma de convertir lo vivido en ‘aprendizaje’… y sacarle todo el partido a la ‘experiencia’… y ese es el dilema que me planteo en estos momentos.
.
¿El foco se tiene o se crea?
Cada día estoy más convencido que la clave para la gestión adecuada del dilema anterior pasa por estar enfocado. Ahora bien, el foco ¿se tiene o se crea? No sé responder a esta pregunta. Imagino que las dos cosas, según el caso.
Personalmente, durante mucho tiempo pensaba que era importante tener un destino claro antes de empezar cualquier travesía. Esto es, un foco que te permitiese mantener el rumbo fijo y avanzar con sentido en una determinada dirección. Esto, que está muy bien, en algún momento me bloqueó bastante… ¿debería tener un objetivo claro y definido antes de partir? Esta situación es muy frustrante si sientes que te pasa el tiempo y no te mueves porque no tienes claro el nombre del puerto al que quieres llegar…
…así, en otro momento, cansado de ‘buscar el foco antes de partir’, recuerdo decidí empezar a navegar y tomar decisiones aún sin saber cuál sería mi destino (definitivo) final… a ver qué pasaba… y lo que pasa es que pasan cosas… y las cosas que pasan te aportan la mejor información posible sobre el rumbo adecuado en cada momento…
…luego, con el tiempo, observas que ese rumbo tiene unas constantes y una continuidad que va definiendo la dirección y la ruta… es precisamente en ese momento cuando, quizás, ya estás en condiciones de mantener el timón con un rumbo determinado… te sientes ‘enfocado’.
…empezar un camino sin un destino fijo no tiene porqué implicar que termines deambulando o dando bandazos… que sí, que esto puede ocurrir, pero ya estás tú y tu consciencia para que eso no ocurra… todo es cuestión de combinar acción y sentido… que lo que hagas, tenga un sentido para ti más allá del momento presente… creo que es el mejor antídoto que conozco para evitar terminar dando vueltas…
En fin, que el foco se tiene y también se crea… lo que es raro es que te encuentre o vaya a tu casa a buscarte.
.
La verdad de este post
La verdad es que estoy escribiendo esto porque me espera una primavera apasionante y muchas de esas cosas apasionantes, que de momento son una mera reseña en mi agenda, quizás me desenfoquen de alguno de los proyectos más importantes que tengo entre manos… y eso no mola, y es algo en lo que pienso mucho estos días…
…y en estos pensamientos andaba cuando me he dado de bruces con el post de Amalio Rey “Trabajo profundo, o el control de la atención como una destreza vital” que reseñaba un libro del autor Cal Newport. No me he leído el libro, pero los comentarios que deja Amalio me parecen muy enriquecedores, prácticos e incluso necesarios (para alguien como yo) …
Así, de entre las muchas ideas que se me han quedado, hay una que me ha reencuadrado bastante… dice… “…la capacidad de profundizar y de concentrarse en unas pocas cosas va a ser cada vez más escasa, y por tanto, más valiosa…” y continúa “…ser capaces de elegir bien un área, y echar horas de trabajo profundo y concentrado en ella, será un valor en alza. En lugar de tanta versatilidad y picaflorismo, como se vende por ahí, saber enfocarse (¡¡y hacerlo!!) va a ser una importante fuente de diferenciación.”
…reconozco que hay algo en esta tesis que me inspira y me conecta bastante, a pesar de que en algunos aspectos me deja en evidencia.
.
Entonces… ¿por qué?
En este punto, si te estás preguntando por qué después de todo esto voy a dejar que algunas de esas ‘cosas apasionantes’ me desenfoquen tengo una o varias respuestas, según se mire: la primera, porque estoy aprendiendo a enfocarme, algo que sin que me sirva de excusa me hace tomar consciencia de que aún me pasan este tipo de cosas; la segunda, porque en mi vida profesional aún se siguen mezclando la necesidad (de hacer determinados trabajos) con el compromiso dado (para hacerlos), dos factores que suponen un distractor demasiado potente; la tercera, porque siento que tengo que hacerlas… igual que siento que se acerca el momento de dejar de hacerlas.
…es así. Así soy yo… de aprendizaje lento y disperso, como este puñetero blog… que al final se está convirtiendo en la mejor metáfora de mí que hubiera podido imaginar.
Amalio tiene razón. Y si bien pienso que la versatilidad y el picaflorismo puede ser una fuente muy rica para conocer opciones y activarte si no tienes claro el foco… esto no debería mantenerse como estrategia principal durante mucho tiempo, si tu propósito es aumentar tu productividad personal e incrementar la calidad de tus servicios. Un exceso de dispersión nos pone en manos de las circunstancias, nos agota y ahogan nuestras decisiones.
…en fin… ahora toca disfrutar de la primavera, observar, cerrar proyectos… y continuar. Ilusionado con navegar más pronto que tarde en la dirección exacta que anhelo… sabiendo que decir que sí a algunas cosas implica también un decir que no a otras… con decisión y valentía.
.
.
13
Deja un comentario