#citaciega
“…curiosamente, podía respirar mejor
con la cabeza fuera del agua…”
Del relato corto Saliendo del huevo, Fátima M. Roldán
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No hay nada mejor que tomar distancia para ver las cosas con perspectiva, y ver las cosas con perspectiva te ayuda a tomar conciencia de dimensiones que no puedes apreciar cuando estás metido en el meollo de algo.
Con la perspectiva adecuada descubres, conoces, te das cuenta de la realidad de las cosas, y de que tú, muchas veces, la mayoría de las veces, no eres más que un ‘personajillo’ en un determinado escenario. Solo eso.
Una forma de ganar distancia es descontextualizándote, esto es, salirte física y psicológicamente de ese determinado escenario. Salirse de un escenario implica estar en otro escenario, con una temperatura diferente, un ritmo distinto, una actividad distinta… casi te olvidas de dónde venías, desconectas y ¡pum!… es cuando empiezas a ver las cosas desde otra óptica, desde otra perspectiva.
En menos de un mes, por motivos profesionales, he visitado Centroamérica un par de veces, y entre medias, he pasado unos días de vacaciones. Eso ha significado para mí, una potente descontextualización de mis escenarios habituales, incluyendo una significativa distancia con respecto a determinadas rutinas y actividades.
Salvo el periodo de vacaciones, esta descontextualización no ha sido buscada o provocada, ha sido sobrevenida. Ha sido una circunstancia dada que ha generado distancia… y perspectiva. Será cosa mía que sepa o no sepa sacarte partido a todo esto.
…es sano tomar distancia.
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…una persona de cinco estrellas
Ayer, aún con la resaca del jet lag del último viaje, antes de dormir, vi el primer capítulo de la Temporada 3 de la serie Black Mirror. No me lo quito de la cabeza. La verdad es que la serie es un puntazo y tiene la virtud de hacerte pensar e incluso de confrontarte.
El capítulo se llama ‘Caída en picado’. No te lo destripo si te cuento de qué va, así que tranqui, nada de spoilers. En él, se describe una sociedad en la que el valor de las personas está determinado por su popularidad en las Redes Sociales. Así, la gente trata de agradar a todo el mundo, porque si agradas recibirás una buena puntuación, cinco estrellas. Vas a tomar un café y tratas de agradar al tipo que te lo vende, que inmediatamente te dará una buena valoración. Te cruzas con alguien en el ascensor y lo mismo, a agradar. Todo el tiempo agradando, y la gente sacando su móviles justo después de cada interacción para ponerte una, dos, tres, cuatro o cinco estrellas.
Quienes tienen más estrellas son aceptados e incluso admirados, quienes tienen pocas son discriminados, y sobre ellos cae la sospecha de que si son poco valorados… será por algo, así que mejor desconfiar de ellos… e incluso darles una mala valoración, aunque no los conozcas.
Todo llega a un punto de falsedad acojonante. Las cosas solo tienen valor en tanto en cuanto son valoradas por los demás. Las conversaciones entre los personajes se aprecian fingidas, la buena educación y los halagos resulta patéticos, e incluso en algunos momentos la gente se muestra cansada de disimular felicidad para mantener una buena puntuación.
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Juntar el hambre con las ganas de comer
Si participas activamente en las Redes Sociales, ves el capítulo y en algún momento no te sientes identificado… tira la primera piedra, estás libre de pecado.
Yo sí me he visto identificado en algún momento. Llámame falso. Y la verdad, no me ha gustado. Concretamente me he sentido identificado en esa sensación de estar atrapado en mi propia red, con el agravante de que aquí uno ‘no es atrapado’, más bien ‘se deja atrapar’, se deja seducir.
Y es que nuestra red puede dejar de ser red, para convertirse en una tela de araña, pegajosa, seductora y al mismo tiempo paralizante… por mucho que nos repitamos el discurso de que ‘esto es bueno o malo, según se utilice, y según tengas dominio propio’, y que ‘yo esto lo manejo y lo puedo dejar cuando quiera’…
Nuestra Red Social siempre tiene hambre, y se lo traga todo. Engulle sin descanso. Traga comida fácil y comida sofisticada, comida basura y nutrientes, no distingue, siempre tiene hambre… y nosotros ganas de comer, ganas de un halago, unas ‘gracias’, un corazoncito y un pequeño empujón virtual. Nada nuevo, no estoy diciendo nada nuevo. Lo sé. La Red también engullirá esto, y lo cagará sin más, como lo demás. Punto.
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…son los juegos del hambre
Me niego a compensar este post, a estas alturas, diciendo todo lo bueno que me ha dado las Redes Sociales y la gente tan maravillosa que he conocido.
Lo mismo estoy en otra fase de todo este circo… recuerdo las primeras y siguientes: te asomas, ves de qué va el rollo este, participas tímidamente, como pidiendo permiso, eliges a tus referencias, imitas comportamientos que crees exitosos, imitas, le metes algo de tu estilo, buscas un estilo propio, buscas la aceptación, peloteas, buscas la aceptación, aprendes a pelotear mejor, buscas la aceptación, refinas tu peloteo, te aceptan, ya estás dentro, …oye y entre medias aprendes un huevo… mientras promocionas el otro (huevo, que no todo va a ser ‘pelotear’)… y ahora estoy en esa fase de ‘crisis’, de cuestionarme toda esta movida, de darme cuenta de qué es lo que ocurre cuando estás un mes fuera… y lo ves todo desde lejos.
…son los juegos del hambre, en los que participamos, hambre de la red que nos traga con la boca y los estómagos de nuestros contactos, que se multiplica con nuestra hambre de aceptación y reconocimiento.
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…meterse en las Redes cuando estás bien lejos, con un horario cambiado, a destiempo, perdiendo los ritmos… así, durante unos días, créeme que te permite observar las cosas desde una óptica distinta… no sé si buena o mala, pero sí distinta. Todo suena lejano, raro… y jodidamente REPETITIVO.
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…solo somos personajillos en este escenario, así que más vale que tengamos una actuación que merezca la pena.
…otro día hablo de las cosas buenas de las Redes Sociales, lo prometo.
…esto se me pasará, yo también tengo mi ego (siempre hambriento, le encanta que lo pongan por las nubes y cualquier emoticono que lleve un corazoncito).
…ya está, no tengo ganas de seguir escribiendo ahora, ni de terminar el post, me gusta así.
Feliz día.
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Procesos y Aprendizaje
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Caída en picado
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Imagen vía Pixabay con licencia CC0 Public Domain
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Es curioso que estos días he estado un tanto encontronada con este tema… siempre eres tan oportuno 😉
Hice una publicación, hace casi una semana, sobre la campaña de recogida de alimento y ropa de abrigo que está llevando a cabo el cuerpo de bomberos de la ciudad. En casi una semana sólo tengo un “me gusta” y una amiga que me ha hablado en privado para darme ropa para la causa (ayer llevamos 4 bolsas de ropa de abrigo entre ambas… abrigos de la talla de mi pequeña de 5 años, se me partía el alma de pensar en esos niños. A lo que voy… ni un comentario en esa publicación. Sin embardo, hace dos dias cambié mi foto de perfil… ya tengo más de 40 “me gusta” y otros tantos comentarios a mi “divina foto”, que no es ni actual.
Redes= apariencia. Me siento indignada, decepcionada… tanto que me critican por implicarme en ayudar a los gatos, porque “hay muchas personas que pasan frío y hambre”. Qué falso es este mundo!!
Gracias por tus reflexiones, David Barreda.