#citaciega
“…haber engordado
no le quitaba el frío…”
‘Profundo’, de Fátima M. Roldán
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Tengo que reconocer que me siento afortunado del momento profesional que estoy viviendo. Además, como siempre he trabajado por cuenta ajena y en mi historia familiar hemos sido emprendedores de ‘un solo tiro’ (esto es, de los que se auto emplean jugándosela a una carta), he aprendido a disfrutar de los buenos vientos…
…y es que las actividades profesionales son como las mareas… a veces suben los clientes y encargos… otras veces bajan… a veces vienen cargados, otras menos…. y todo es dinámico por naturaleza… así que es conveniente saber identificar los buenos momentos y disfrutarlos …
…la movida es que cuando se junta la pasión por tu trabajo con la necesidad de trabajar para vivir, a poco que te descuides, tienes un puñetero problema… el trabajo lo fagocita todo… y sí, aunque éste forme parte de tu proyecto de vida y todo lo que hagas tenga mucho sentido (o trates de dárselo)… los días empiezan a pasar veloces… el tiempo se esfuma demasiado rápido y siempre hay demasiadas cosas (importantes) que hacer en cola…
…con el tiempo, esta circunstancia empieza a restarte energía, agilidad en tus respuestas e incluso calidad en el desempeño… algo que personalmente no me hace ni puñetera gracia… es como si en el mejor momento de la fiesta percibieras que algo se pudiera estar quemando en la cocina, siendo una temeridad seguir bailando y no hacer nada al respecto… por muy incómodo que parezca… y por muy bien que te lo estés pasando.
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Locos de aprendizaje
Y con estos planteamientos ando cuando la semana pasada Amalio Rey cruza uno de sus posts en mi camino titulado “Céntrate en lo que no cambia” … maldición… más leña al fuego, tú verás…
El post desarrollaba la inquietud de no saber qué hacer “para sobrevivir al cambio tan frenético con que parece moverse todo en los negocios, y en la vida actual”.
Pronto me acordé de una cita que José Antonio Marina reproduce en su libro “Objetivo: generar talento” en la que decía que para sobrevivir “el índice de aprendizaje de una organización debe ser igual o mayor que el índice de cambio en su entorno externo”, algo que también podría aplicarse a las personas…
…pero claro, tal y como están los ‘índices de cambio’ externos… la supervivencia parece cosas de volvernos ‘locos de aprendizaje’…
…la movida es que por mucha plasticidad que tengan nuestras redes neuronales… las personales y las colectivas… hay algo que no encaja en todo este estado de ‘aprendizaje continuo’…
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Llevando la contraria
Entiendo del post de Amalio que en esta carrera vertiginosa por ‘adaptarnos’ tiramos de ‘aprendizaje por imitación’ (que es el más barato y recurrente) y nos ponemos a replicar lo que vemos que funciona “sin filtrar primero qué es lo genuinamente bueno de esas tendencias” que nos mejoraría como personas o como organizaciones. Parece que hay urgencia por saber cómo mantenernos sobre una ola demasiado inestable y lo que parece que funciona lo copiamos sin piedad.
En este panorama, según Amalio Rey, nos quedan dos opciones: seguir veloces alimentando nuestro propio cambio con ánimo de alcanzar el estado de ‘continua adaptación’ (me canso solo de pensarlo) o abstraernos de tanto ruido e identificar aquellas pocas cosas que no cambian y permanecen… ¿? ¿Adivina qué es lo que termina eligiendo?
…lo siento, te voy a hacer spoiler… Amalio se queda con la segunda… poner el foco en las pocas cosas inmutables… joder… ¿y para qué? …pues para observar con atención e identificar aquellos patrones estables que resisten al paso de las modas, permanecen y son los que explican nuestros comportamientos y motivaciones…
…esto es, para identificar las reglas de fondo que de verdad importan y nos están rigiendo.
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Lo que de verdad importa
¿Y qué permanece inmutable? Pues una serie de necesidades y aspiraciones.
Es muy inspiradora la lista que hace de necesidades (yo creo que no son deseos, que son necesidades) y aspiraciones que no cambian: sentir seguridad, sentirnos valorados, sentirnos saludables, … gestionar bien el tiempo, hacer cosas con sentido, ser eficientes para conseguir lo que queremos, … pasárnoslo bien, mitigar el estrés… ya ves, constantes atemporales y universales… que van al centro de la persona.
En fin, que el amigo Rey nos invita a dejar de invertir esfuerzos en aquellas cosas que previsiblemente tienen una caducidad prematura (que son las que más abundan en nuestro mundo) y centrarnos en “las cosas que vamos a apreciar hoy, y también dentro de 10 años” (<-brutal) …
…y acaba el post diciendo “que sea bueno es más importante a que sea nuevo”.
…joder.
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La sociedad del rendimiento
El filósofo Byung-Chul Han en “La sociedad del cansancio” nos advierte que hemos pasado de la “sociedad disciplinaria” en la que teníamos una concepción del trabajo como una obligación contraída con otras personas que incluía, entre otras cosas, una idea de necesidad de cumplimiento del contrato…
…a la “sociedad del rendimiento” en la que los sujetos (trabajen por cuenta propia o por cuenta ajena) son emprendedores de sí mismos y en la que “los proyectos, la iniciativa y la motivación” son la nueva gasolina…
…así, nuestra máxima ya no es la obediencia ni el cumplimento del deber, sino la libertad y la voluntariedad… el verbo modal que define a nuestra sociedad es el verbo ‘poder’… recuerda, estamos plagados de mensajes que nos invitan a soñar como una forma de si quieres puedes…
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Muévete (rápido)
Lo jodido es que nuestro proyectos, iniciativas y motivación viven en un contexto con “un exceso de estímulos, informaciones e impulsos” lo que hace que nuestra atención se fragmente continuamente y se disperse… cambiando constantemente de foco y tarea…
…vamos, que si somos responsables de nuestro destino y el mundo está lleno de oportunidades, más nos vale mover el culo rápido… y lo movemos… sin caer en la cuenta de que “la pura agitación no produce nada nuevo, reproduce y acelera lo ya existente” (sigo citando a Byung-Chul) …
Lo paradójico, como dice este filósofo, es que esta hiperactividad es una forma extrema de pasividad… nuestra atención está tan sometida a tantos estímulo que la ahogamos y la dejamos sin margen de maniobra para descubrir y crear… nos pasamos de rosca a nosotros mismos (<- lo de la ‘rosca’ no es del filósofo, es mío)
Dice… “es una ilusión pensar que cuando más activo, se vuele uno más libre”… y remata “el sujeto que se obliga a rendir se mata a base de autorrealizarse”…
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Pausa, contra el ‘infarto del alma’
También nos recuerda Byung-Chul Han que el primer síntoma del burnout es la euforia… y que el exceso del aumento de rendimiento provoca el “infarto del alma”…
…y sobre todo, que “los logros culturales de la humanidad… se deben a una atención profunda y contemplativa” … que necesitamos de un “punto de reposo” que permita liberar recursos personales y atencionales para crear y adivinar cosas nuevas.
Que no hacer nada es necesario. Que la vida contemplativa no implica convertirse en un ser pasivo… sino parar y observar pausadamente… para dejar de ser esclavos de los impulsos… y tomar nuestras propias decisiones…
….y no morirnos de autorrealización…
…que hay que recuperar la capacidad de aburrirse… porque hay un aburrimiento que despierta cosas maravillosas… por ser un espacio donde la mente vaga libre… y ensaya una mirada diferente sobre las cosas…
Así que tomo nota. Tomo nota… para aprender a identificar y observar esas ‘cosas que no cambian’.
(…si al final me voy a querer igual… o mejor más…)
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5
Gracias, David, por la mención. Este era una tema al que estaba dando vueltas hace tiempo porque me tenía preocupado. Siento que hay mucha “cámara de eco” con esto y muchas otras modas. Más que andar corriendo imitando y “adaptándonos” a todo lo que se mueve, tenemos que ser mucho mas selectivos, o sea, tener más criterio. Esto incluye, obviamente, decir que NO a unas cuantas cosas. No es fácil, pero intentaremos hacerlo lo mejor posible. La clave está en el foco, y no me cansaré de decirlo. Hay demasiado ruido que nos lleva a hacer tonterías. De tontería en tontería, se nos va la vida, y eso no puedes ser. Un saludo
Gracias a ti, Amalio…
…como siempre eres un abrelatas en el pensamiento… y sueles llamar la atención sobre temas que van directo a lo importante… insisto… gracias por recordarnos la importancia de re-ENFOCARNOS.
Un abrazo!
d.
Hola, maestro. Me ha gustado mucho la reflexión. Creo que por eso es tan importante trabajar también la parte de perspectiva, como se llama en GTD. Sin un propósito, una visión y unos objetivos claros, la tentación de caer en el «hacer por hacer» en lugar de «hacer con sentido» es muy fuerte.
Discrepo con Amalio en si lo que no cambia es mejor o pero que lo que sí cambia. Cada persona tiene sus valores y su propósito. Si tu propósito guarda relación con el cambio, lo que cambia puede ser mejor que lo que no cambia…
Fuerte abrazo!
JM
Hola José Miguel,
…por un lado, totalmente convencido de lo importante que es tener PERSPECTIVA… de hecho, meno recurriendo cada vez más a ella, como quien busca una referencia segura en medio de la vorágine…
…por otro lado, con respecto a lo que comentas de los valores relacionados con el ‘cambio’ y la consecuencia de que alguien esté en ‘cambio permanente’… no sé, no sé… al final puedes correr el peligro de convertirte en una ‘persona VUCA’… y es que, no es igual vivir en un mundo VUCA que ser una ‘persona VUCA’…
saludos!!
d.