Hay algo en esta etapa de mi vida que me llama poderosamente la atención y me inspira profundamente: cuanto más interesante y sabia es una persona, más generosa es con su sabiduría y siempre tienen sitio para un nuevo aprendizaje.
No temen que les usurpen su posición, ejercen una natural humildad, comparten lo que tienen, te ceden su talento, y escuchan más que hablan.
Esto confronta directamente a otras posiciones, donde (probablemente las inseguridades) vean más amenazas que oportunidades en otros compañeros, otros colegas y otras propuestas. Posiciones que te sacan los codos y se buscan hueco a consta de “tapar” al otro o hacerlo invisible. A la larga, esto no funciona y te hace estar más pendiente de defender tu posición que de hacer las cosas según tu talento.
Tampoco hablo de reconocer a los cuatro vientos lo pobre que es uno y lo poco que somos. Este ejercicio de “falsa humildad”, en la que reconocer impudorosamente que no se sabe nada y que se es incompetente, es una manera torticera de ejercer un ego demasiado hambriento de reconocimiento. Por otro lado, a veces no es malo “no tener respuesta para todo”…
En mi formación como Coach Ejecutivo, Pilar Gómez Acebo nos proponía cambiar el paradigma de “repartir la tarta” por “ampliar el diámetro de la tarta”. El primer enfoque es el que hemos vivido estos años con resultados desastrosos: crisis (=gano y pierdes + egoísmo + ansiedad), el segundo enfoque es un enfoque basado en la generosidad y en la contribución, un enfoque transformador y actualmente necesario para el que necesitamos cultivar una manera de madurez basada en “humildad + valentía + gano y ganas”.
Tener “sentido de la abundancia”, ecológica y humanamente hablando, es una forma de desarrollo que nos hace libres, abre posibilidades a nuestro talento, nos da seguridad y ofrece otra dimensión a la palabra “competitividad” (tan necesaria como nociva, según la entiendas y la vivas).
¿Cuándo nos creeremos que las sinergias son realmente posibles? Un deseo: quiero tener compañeros y compañeras, no competidores.
…interpreta todo esto con tu máximo de sentido común, no estoy haciendo “apología de la ingenuidad”.
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