#citaciega
“…mientras conversaba
contaba con la mano
las monedas que guardaba en su bolsillo…”
‘Cuentas’, de Fátima M. Roldán
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Mirándolo con perspectiva, resulta curioso que los profesionales de la orientación profesional y demás ‘fauna facilitadora’ no hablemos más de este tema cuando escribimos y comentamos aspectos sobre nuestro trabajo y la mejora de los procesos que acompañamos. Yo el primero.
Me refiero a la administración de los recursos económicos de las personas cuando están en un proceso de búsqueda de empleo o de cambio profesional (ya se trate de un cambio elegido por la propia persona o no).
Sobre todo, cuando la realidad, al menos con la que yo me encuentro, es que en muchos casos la situación financiera de las personas afecta crucialmente a su proceso, en todas sus etapas…
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La base de la pirámide
Está muy guay (y me lo creo sin ironías) que el trabajo puede ser una forma de realización personal, de llevar a cabo un proyecto de vida… de encontrarte con tu pasión, de darle rienda suelta a tu creatividad, de activar tus competencias y un medio fantástico para aprender a generar valor y valorarnos…
…pero la vida es algo más que ‘trabajo’… y el trabajo es algo más en la vida de muchas personas…
No podemos olvidar que el empleo sigue siendo el medio por el que obtenemos los recursos necesarios para vivir, pagar nuestra casa, la luz, el agua y llenar la nevera… y la ausencia de trabajo o la precariedad de este no solo nos pone en crisis porque ‘no estamos haciendo lo que nos gusta o no nos estamos realizando’… sino porque afecta directamente a nuestras necesidades básicas.
Seamos realistas, a muchas personas les importa un pimiento realizarse profesionalmente, y esto es absolutamente respetable… aún más cuando su aspiración es la de tener una vida digna y la seguridad de atender material y afectivamente a los suyos (con recursos y tiempo). Sin obviar, por supuesto, el deseo de sentirse útiles con lo que hacen y ser tenidos en cuenta en sus contextos sociales y profesionales.
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Inquietud latente, atención desviada
Sinceramente, considero que no se puede empezar un proceso de orientación o acompañamiento profesional determinando metas, trabajando las competencias técnicas y/o transversales, tratando de que la persona diseñe su propuesta de valor… o invitándola a que se posicione profesionalmente… cuando vive atrapada en la preocupación por su situación económica…
…porque esta inquietud estará sobrevolando todo el proceso… y forzarla a que se focalice en ‘otras cosas’ (aunque fuese con intención positiva…), requerirá de estas personas un sobre esfuerzo excesivo en una situación en la que las energías escasean y es aconsejable una administración eficiente de las mismas.
Una persona que siente que su estabilidad económica está amenazada por su situación laboral no siempre tendrá la necesaria claridad de pensamiento para establecer una estrategia efectiva. La incertidumbre estará presente y es posible que se manifieste en forma de ansiedad, bloqueos, dificultad en la toma de decisiones, una mala gestión de sus propias competencias profesionales, iniciativas ambiguas o poco definidas, etc.
OJO, porque este contexto exige al profesional que acompaña a esta persona en su proceso de un ejercicio importante de empatía y sensibilidad, ya que invitar ‘a destiempo’ a que hagan una ‘gestión emocional’ de lo que les está pasando y vean ‘el lado positivo de la situación’, o se centren en la responsabilidad que ellos mismos tienen en esto que están viviendo… puede percibirse por como un atroz acto de cinismo.
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Tomar partido
Creo que, en estos casos, cuando la sensación de urgencia sobre la dimensión económica está latente de forma significativa, no hay mejor opción que afrontarla proactivamente.
Así, proponer a la persona un plan para la gestión efectiva de sus recursos económicos…
- Facilita una toma de conciencia sobre cuál es su situación financiera real, eliminando algunos fantasmas… y poniéndole cuerpo a otros, claro.
- Incrementa la percepción de control sobre sus cuentas, y por tanto sobre su situación de partida.
- Ayuda en la gestión emocional de la situación, clarificando el escenario y las opciones.
- Enfoca la toma de decisiones.
- Evita la ‘estrategia del avestruz’, esto es, por meter la cabeza en el agujero no van a desaparecer los problemas.
- Facilita la determinación de metas considerando lo urgente y lo importante de forma específica en el contexto personal real.
- Determina el margen de maniobra que se tiene para desarrollar una estrategia u otra (tiempo/recursos de los que se dispone para explorar distintas opciones, posibilidad de invertir en formaciones o acciones de reciclaje, etc.)
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Cómo lo hacemos
Una forma muy sencilla y efectiva de llevar a la práctica todo esto es fabricándonos un par de tablas en las que se recogerán los gastos mensuales y los ingresos que se tengan, también de forma mensual. Si la confección de estas tablas ya resulta un ejercicio revelador para la persona… tomar decisiones en base a ellas genera una sensación de “coger el volante” realmente satisfactoria.
Vamos a concretar.
En la hoja de gastos mensuales, pueden aparecer los relativos a:
- Vivienda: pago de la hipoteca o pago de la renta de alquiler, suministros (agua, luz, etc.), comunidad, seguro del hogar, impuestos, reparaciones, …
- Hogar: gastos de alimentación, productos de limpieza, teléfono, internet, imprevistos…
- Vehículos y/o transporte: pago del vehículo, gasolina, seguros, garaje, transporte público, etc.
- Educación: coste del colegio, material escolar, uniformes, actividades extraescolares, etc.
- Personas: Farmacia, seguros médicos, cuotas de centros deportivos, gastos de ropa, calzado, etc.
- Entretenimiento: suscripciones, salidas, comidas, cine u otros, regalos, etc.
- Extraordinarios: gastos puntuales y no previstos.
En la hoja de ingresos mensuales se puede recoger:
- Salarios
- Indemnizaciones o subsidios
- Ahorros de los que se dispongan
- Actividades que generen ingresos
- Ayuda de familiares
- Otras fuentes de ingreso
Y, por último, se puede hacer una tercera tabla en la que simplemente se refleje la diferencia entre los ingresos y los gastos.
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Decisiones y acción
Los datos anteriores no van a sacar a la persona de su situación crítica, pero le permitirá tomar perspectiva y mejores decisiones… y afrontar preguntas del tipo:
- ¿Qué ingresos necesitas?
- ¿Qué fuentes de ingresos tengo actualmente? ¿Qué sostenibilidad tienen?
- ¿Qué tiempo/energía/recursos me requieren esos ingresos?
- ¿Qué gastos se pueden reducir?
- ¿Hay algún gasto innecesario?
- ¿Qué naturaleza tienen los gastos extraordinarios?
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Insisto… probablemente esto no va a cambiar la situación de la persona, pero le permitirá tener una visión clara y objetiva sobre la gestión de sus recursos económicos, facilitándole la administración efectiva de los mismos.
Por otro lado, es un ejercicio de educación financiera en algunos casos muy necesario, que permite la identificación de hábitos negativos y positivos para la economía personal.
…eso sí, pasar a la acción en este ámbito requerirá de determinación y disciplina, ya que posiblemente conllevará a la modificación de algún modo o costumbre de vida.
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Buena semana…
¡…y a ponerle cara al miedo!
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Hola David, me parece un artículo muy interesante y que recoge la situación de muchas personas. En estos casos, lo que se necesita ,es salir cuantos antes de esa situación económica precaria.
Si es necesario trabajar de lo que sea (siendo un trabajo legal), se tiene que hacer con el fin de obtener ingresos.
Una vez que se encuentra ese trabajo (o trabajos), habría que seguir esforzándose para descubrir cuáles son las habilidades, las pasiones, el conocimiento y el valor que puede aportar esa persona a las demás, con el fin de, en un futuro próximo, poder vivir de ello.
Ese primer trabajo necesario sería la gasolina para cumplir esos sueños.
Gracias por tu comentario, Pablo,
Relatas el proceso en el que un trabajo sirve de escalón para pasar al siguiente… aquí la gestión de los recursos (materiales e inmateriales) permite la fuerza necesaria para seguir avanzando…
…gracias por tu punto de vista y por poner en valor el post compartiéndolo!
d.