#citaciega
“-quieren que vuelvas
-diles que estoy fumando”
“Me tenéis hasta el moño” de Fátima M. Roldán
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Disfruto una barbaridad acompañando procesos colectivos, es más, tengo que reconocer que me siento muy afortunado cuando un grupo o equipo confía en mí para que les apoye facilitando sus dinámicas.
Y eso que la mayoría de las veces suelen llamarme porque “tienen” o “piensan que tienen” un marrón, y si bien es verdad que hay ocasiones en las que el motivo del proceso es la necesidad de cambio o revisión de sus itinerarios o interacciones… en mi caso suelo entrar en acción porque hay alguna “movida” más o menos evidente entre los componentes del equipo…
El tema es que una de las cosas que me más me llama la atención en los procesos colectivos es como se puede llegar a un resultado de más alcance y profundidad en un proceso de una colectividad en la que exista algún conflicto, que uno en el que el grado de cohesión y/o consenso sea alto…
…evidentemente tiene que haber cierta voluntad para llegar a algo y no existir ánimo de boicotear el proceso, claro, pero el conflicto y el disenso son variables que apoyan el discurrir del equipo… curioso, ¿verdad?
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Mejor juntos
Fijaos, da igual que el equipo esté integrado por componentes con una alta capacidad profesional, o con una gran experiencia, o que se hayan enfrentado a mil guerras anteriores… da igual que haya gente con ideas frescas y ágiles… da igual …
…el problema puede ser precisamente que el equipo o la comunidad piense, por todo lo anterior y por su manera de ser, que son la leche… que se encantan, se quieren, se aprecian y se sienten de ‘champions league’…
…así, el grado de cohesión es tan grande que llega un momento en el que se prefiere mantener la unanimidad por encima de la efectividad…
…en fin, que “más vale consenso y mantener el flow, que estrategia nueva por explorar” … es cuando el equipo se deja caer en lo que ya sabe hacer y tiene integrado… se instaura la idea implícita de que mientras todo el mundo ‘sienta los colores’ nada puede frenarnos.
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A nuestra bola
El Profesor Molero Alonso, en el libro de Introducción a la Psicología Social (Ed. Sanz y Torres) establece alguna de las causas para que se de este efecto conocido como “pensamiento de grupo” y que yo comparto contigo ‘a mi manera’… verás…
…que el grado de cohesión sea muy alto y no sean capaces de ver más allá de su propio ombligo…
…o que las normas y los procedimientos establecidos en el equipo no sean lo más adecuados para conseguir sus objetivos pero estén fuertemente arraigados…
…o porque se vean tan ‘guays’ que se terminen creando su propio mundo, distanciándose de la realidad y aislándose del resto de la humanidad…
…o incluso porque el equipo sienta que alguna amenaza los puede poner en peligro y se repliegan en ellos mismos como estrategia defensiva… esta amenaza puede consistir desde un liderazgo autoritario que cae sobre ellos y los tiene acojonados (prefiriéndose unirse frente a la dirección)… hasta un estímulo externo que los hace peligrar de alguna otra manera, prefiriendo (como un avestruz) meter la cabeza dentro del propio equipo donde se sienten seguros, como si no pasara nada…
…sea como fuere, la cuestión es que el equipo está tan fuertemente cohesionado, que los efectos pueden terminar siendo devastadores….
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Se os ve venir
En algunos casos, los grados de “estamos tan a gustito” pueden llegar a ser tan altos que se genera lo que los autores llaman “ilusión de invulnerabilidad”, esto es, la creencia de que esta cohesión es una señal de invencibilidad, vamos, que es imposible que la caguemos estando tan unidos: “somos los mejores y podemos con lo que se nos eche”.
Si lo anterior, ya de por sí, es nefasto, se puede ver agraviado si surge en el equipo un sentimiento de “superioridad moral”, entonces, además de temerario el equipo puede llegar a resultar pedante e insufrible.
…en este contexto, es fácil detectar referencias sarcásticas con respecto a otros equipos, otras maneras de trabajar u otras situaciones distintas; se aprecian aires de “ir sobrados”; aparecen críticas automáticas a otras líneas de pensamientos, rechazo de datos e informaciones que contradicen las decisiones del equipo; e incluso presiones para que ningún miembro se salga del rebaño …
…la cuestión es que, si rascas un poco, el grado de “autocensura” de las personas en estos equipos es bastante significativo, algo que si bien puede resultar más cómodo en un primer momento a la larga es desastroso… incluso se puede llegar a dar el caso de que nadie quiera joder la fiesta diciendo que el baño del fondo ha salido ardiendo, así que mejor seguimos todos bailando en el salón…
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Pasamos
En fin… que en estos casos de cohesión y entendimiento mutuo extremo… ni es oro todo lo que reluce… ni lo “bueno, bueno” es “lo mejor”.
En estas situaciones la toma de decisiones está vendida y el consenso matará la efectividad.
No se reconoce que, en ocasiones, ‘lo que más nos conviene’ puede romper nuestra línea editorial… y nos mantenemos en esa posición errónea a veces por orgullo, por soberbia, por vanidad o por miedo.
…se descarta la reflexión, se ignoran los riesgos y desestiman las alternativas sin mucho análisis.
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Madurez
Personalmente (esto no es ciencia, es opinión), por mucho que le doy vueltas, para salir de estas se requiere una gran dosis de madurez colectiva…
…y no hay madurez colectiva sin que los miembros del equipo o sus referentes desarrollen su propia madurez personal y abran la puerta para que el pensamiento fluya ágilmente en direcciones encontradas y las decisiones puedan ser las mejores para los objetivos comunes y las más sostenibles para las personas…
Para mí, la madurez es una forma de procesamiento de la experiencia para convertirla en aprendizaje, requiriéndose de perspectiva, aceptación, humildad y valentía para convertir este procesamiento en acción… acción en las que a veces habrá que replicar fórmulas pasadas, y en otras ocasiones tendremos que incorporar otras nuevas por encima de nuestro orgullo, soberbia, vanidad y miedos.
En definitiva, el equipo genera madurez y gana en efectiva cuando se permite a sus miembros ‘salir de la caja’.
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Cuestionándonos
A veces tendremos que buscar las maneras para no ‘morir por consenso’….
…podremos trabajar en subgrupos para no sesgarnos en exceso y cotejar las decisiones tomadas…
…o tendremos que llamar a alguien de fuera para que nos de o nos provoque una visión distinta…
…o interaccionar con otros equipos…
…o buscar intencionadamente la forma de cuestionarnos a nosotros mismos generando dudas o buscando inconvenientes…
…en fin, sea como fuere, el consenso recurrente y excesivamente cómodo, unido a la sensación de que ha quedado algo por decir puede llegar a convertirse en el principio de nuestro final. Y no exagero.
… ¿no dicen que el pensamiento crítico es una de esas competencias necesarias para afrontar esta nueva realidad?… pues ala, dale…
Feliz semana!
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Hola David,
Soy de las que piensan que hay que cuestionarse para avanzar y, hablando de equipos, nada mejor para el crecimiento de pensamiento que escuchar las distintas propuestas y alternativas que surgen de él (sobre todo las que son muy distintas a nuestra manera de pensar).
Gracias por tus reflexiones de Lunes, David.
Gracias a ti, Aurora,
…la lástima es que esta lección nos la tenemos todos aprendida… pero no sabes lo que cuesta llevarla a la práctica. Otra vez, coincido contigo!
d.
Pero esto ocurre igualmente a nivel individual. Es complicado encontrar el equilibrio entre la autoestima y la soberbia. Se puede, eh, pero hay que estar atentos.
No es fácil, no es imposible,
😉
Como comentario pondría una larga lista de puntos suspensivos…. jajaja pero muy, muy larga. Y seguidamente un: mira qué somos complicados. Me falta muchisima madurez para muchas cosas pero hay veces que leo cosas y pienso que justo lo había pensado o alguna vez se me había ocurrido tal planteamiento. Sin embargo en este caso me has dejado totalmente asombrada porque jamás hubiese pensado algo así, y una vez más le tengo que dar la razón a mi madre con eso de “en el término medio está la virtud” y otra verdad más grande: “los apechuchos no traen ná bueno”.
Tienes mucha razón, sentirse un piña está genial y he de reconocer que ayuda muchísimo cuando hay una dirección nefasta o cuando se trabaja conjuntamente y los resultados son muy exitosos. Sin embargo, si hay algo claro en todo esto es que no podemos dejar de tener un pensamiento crítico que cuestione, profundice y analice la toma de decisiones grupales. Además, sería también darle un poco de chispa.
Me has hecho pensar, y a partir de ahora mirar los equipos de manera distinta.
Qué crack.
Un abrazo
Mil gracias a ti, Carmen.. por darle valor al post y generar nuevas perspectivas con él… y sobre todo, por apreciar el pensamiento crítico (ese que nos remueve y nos mueve…)
Un abrazo!
d.
Muy ineteresante el post, para que a lo que todo grupo se orienta, que es a conseguir una buena cohesión entre los componentes, puede convertirse en un arma de doble filo.
Gracias por compartir.