Todo el mundo tiene derecho a buscar su trabajo ideal, o a generarlo, como prefieras. El tema está en definir y tener claro “cuál es ese empleo ideal” y qué condiciones debe tener para acomodarse a lo que el adjetivo “ideal” lleva implícito… esto es algo muy muy subjetivo, y hasta que la persona no le ponga nombre y apellidos a lo que quiere y matice a fondo sus propias respuestas difícilmente podrá saber qué es lo que está buscando. Todo un proceso en sí mismo.
El tema está en saber si lo que estoy persiguiendo es tan fácil de encontrar como el Santo Grial o es algo más asequible, y en el caso de que lo encontrara y bebiera de esa “copa” ¿alcanzaría la felicidad laboral eterna y todas mis competencias encajarían como el engranaje perfecto que me haría funcionar plenamente?… guaaaauuuuu…
…normalmente somos menos ambiciosos, y con un trabajo que satisfaga nuestras necesidades básicas y nos desarrolle profesional y personalmente nos serviría, ¡¡nada más y nada menos!!…
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Un trabajo que me haga crecer… y me de comer
Insisto, todos tenemos derecho a buscar (y algunos lo vivimos como un compromiso personal) un trabajo en el que estas dos variables se crucen y se conviertan en una sola experiencia: financiar mi vida y crecer personal/profesionalmente.
Desde este enfoque creo que es sano y conveniente diferenciar una cosa de la otra, sobre todo en esos momentos en los que estamos inmersos en esta búsqueda, y es que lo que debería ser un camino ilusionante de “descubrimientos” y “aprendizajes” que me llevará a lo que “quiero”, en la mayoría de las ocasiones se vive con angustia y desorientación, con una sensación de pérdida de rumbo, búsqueda estéril y de fracaso con sabor a resignación, y es que es muy jodido ir buscando la “respuesta definitiva” sobre todo cuando probablemente obtendremos más ‘indicios’ que ‘certezas’.
¿Dónde está, qué forma tiene, cuándo encontraré ese trabajo que satisfaga mis necesidades y me haga crecer? ¿Sabré identificarlo? ¿Qué es lo que tengo que hacer para conseguirlo? ¿Por dónde empiezo a buscarlo? ¿…y qué voy a hacer mientras tanto?
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Un combate desigual: básicas vs autorrealización
En los procesos individuales y grupales que acompaño, una de las cosas que me llaman a atención por “recurrente” es el conflicto vivido entre “lo que quiero hacer en mi vida profesional” versus “lo que tengo que hacer en mi vida profesional”, convirtiendo la decisión en dilema.
Nuestras necesidades básicas, que no suelen entender de tiempos y estrategias, atrapan nuestro estado emocional con sus incontestables demandas, un caldo ideal para cocer angustia y ansiedad. Eso sí, siempre con el condimento especial que viene a ser nuestra “necesidad de autorrealización… tan “inoportuna” como “sabrosamente picante”, y que mezclada con lo anterior nos acaba causando fastidiosas y ácidas indigestiones emocionales.
Así que con ánimo de aclararnos echamos a pelear nuestras “necesidades básicas” con nuestras “necesidades de autorrealización” a ver cuáles ganan, sin ser conscientes de que: primero, el combate es desigual y las necesidades básicas (del tipo, tengo que comer todos los días, tengo que pagar la luz) tienen un peso mayor en el implacable día a día; segundo, cada paso atrás de tu necesidad de autorrealización en esta pelea es un paso atrás en tu autoconcepto y tu autoestima; tercero, todos los golpes los vamos a recibir nosotros en un combate que no hay vencedores y sí un único perdedor ¿adivinas quién?.
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Cuando el QUIERO y el TENGO QUE se concilian…
Visto lo anterior quizás pueda ser más efectivo conciliar nuestras necesidades antes que enfrentarlas en una lucha fraticida y morirnos de parálisis mientras se desarrolla la contienda.
Andrés Pérez Ortega, uno de los mayores expertos en Marca Personal de nuestro país, habla de los Trabajos Alimenticios que en sus propias palabras son “Los que te proporcionan recursos para desarrollar tu idea y construir tu marca sin ocupar todo el tiempo disponible”, en definitiva, los que te permiten obtener ingresos para vivir y financiar el camino hacia los objetivos que quieres alcanzar.
Personalmente creo que llegar a conciliar tus necesidades y vivir esta conciliación sacando el mayor provecho a las mismas es una de las estrategias más potentes que puedes emplear para una gestión emocional sana en tu proceso de desarrollo profesional (o de búsqueda de empleo), estés en el punto que estés, desempleado, desempleada, o pensando en cambiar de tercios…, da igual.
A veces caemos en la trampa de menospreciar estos trabajos alimenticios que nos están posibilitando entrar en el súper y hacer la compra o hacer frente a las facturas del teléfono o de la luz, otras veces nos justificamos demasiado ante nosotros mismos y los demás por estar desempeñando estas ocupaciones (despojándolas de todo su valor), o incluso no nos empleamos al 100% en su desempeño vendiendo “barata” nuestra profesionalidad que estamos reservando para lo que aún es solo una ‘expectativa’… todo ello en nuestro propio perjuicio y el de nuestra Marca Personal.
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¿Cómo concilio “tengo que” y “quiero”?
Te digo cosas que a mí me van funcionando, eso sí, no sin una fuerte inversión de energías y trabajo, y por qué no confesarlo, con una continua revisión de mi proyecto e intenciones:
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- Solo habrá conciliación entre lo que TENGO QUE HACER y lo que QUIERO HACER si me creo y vivo lo primero como un “medio” y no como un “fin”.
- “Bajar” mis estándares de profesionalidad en los “Trabajos Alimenticios” a medio plazo tiene efectos nefastos: me acabaré agotando “en ellos” y “de ellos”, convirtiéndose más en prisión que en vía de escape.
- Los “Trabajos Alimenticios” solo serán un “medio” si tengo claro el “FIN”; esto es, sin un “propósito definido” ningún medio me aportará más que la pura supervivencia.
- Es por tanto, un objetivo esencial tener claro cuál es mi VISIÓN, mi MISIÓN y mis Valores, porque marcarán mi estrategia y definirán claramente mis objetivos, dándole sentido y capitalizando cada paso que doy (incluso los trabajos más puramente “alimenticios”).
Sí, todo esto una de las tareas más complejas y fascinantes que uno puede hacer con sus competencias, descubrirles el propósito y los medios adecuados para hacerlas tangibles, a veces tan minuciosa como una partida de billar y otras tan dura como picar la piedra de una montaña para hacer un túnel que la atraviese y nos arroje algo de luz.
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El mito de Confucio: no trabajarás en tu vida
Una de ‘esas frases’ que se atribuyen a Confucio (ya saben, el que inventó la confusión) dice “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día en tu vida”… ¿Sí? ¿De verdad?… ¡¡venga yaaaa!!
…ni de coña… a ver, es verdad que desarrollando un trabajo que te guste y que esté alineado con tus habilidades y tus propósitos todo es más fácil (o más llevadero), que consigues multitud de momentos de “diversión profesional” y de plenitud que son realmente chulos… que acercarte a tu Visión a través de tu Misión y tus Valores incrementa tu funcionalidad y tu sentido de contribución, que tus acciones fluyen y te llevan en volandas en multitud de ocasiones, que tu creatividad se expande y que incluso a veces te parece “inmoral” que te paguen por hacer algo que te gusta tanto… pero de ahí a pensar que no estás trabajando, hay un trecho… Confucio, no nos confundas…
…porque habrá lunes, y habrá días en los que patines, porque si no “cuidas la línea” de lo mejor que sabes hacer lo puedes acabar convirtiendo en un hábito y robotizarás el amor que le tienes a lo que haces, porque habrá madrugones y noches en las que no pegues un ojo, porque la pasión dura lo que dura y renovarla no es gratis… porque todo es dinámico y nunca llegarás a ningún sitio, y correr carreras de fondo con una sonrisa todo el tiempo es más que complicado, porque seguirán apareciendo los dichosos “trabajos alimenticios” de los que parece que no nos libraremos jamás, porque muchas veces tu inversión en cada encargo no será proporcional a lo que te paguen por ello… porque trabajar en lo que quieras no te garantizará la felicidad, (aunque esto es como el dinero, que tampoco te la da pero te ayuda).
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¿Y si no encuentras un trabajo con el que crecer personalmente?
¿Eh? Dime ¿Qué harás si no encuentras ese trabajo que aún no sabes muy bien en qué consiste o sí sabes de qué va pero ahora solo lo imaginas? ¿Qué pasará contigo? ¿Significará eso que no podrás sentirte realizado o realizada?
…imagínate que no tuvieras que trabajar en tu vida, o que el trabajo (o su búsqueda) no ocupara la tanto de tu tiempo y esfuerzos, ¿Qué tareas y experiencias te harían sentir en “desarrollo” y “crecimiento?
El trabajo es importante, y cuanto más estén abiertas nuestras necesidades básicas esa importancia se llenará de una urgencia que a veces dejará poco espacio a la búsqueda de nuestro crecimiento y desarrollo personal.
Otras veces, estamos tan obsesionados con desarrollarnos a través de nuestro trabajo que dejamos de disfrutar del proceso de búsqueda y aprendizaje, nos metemos presión y disminuimos nuestra creatividad sin encontrar solución alguna.
…pero somos algo más que nuestro trabajo, algo más que un puñado de competencias profesionales más o menos articuladas, y quizás esperar a encontrar mi “horma del zapato” laboral no esté alejando de nuestro lado más auténtico y nos esté restando capacidad de respuesta a lo que vivimos.
Quizás no se trate de encontrar un trabajo para crecer, si no de crecer mientras busco trabajo, genero oportunidades, genero ingresos y desarrollo mis competencias donde mejor asiento pueda encontrarles y me permitan desarrollar mi Proyecto Profesional.
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Ojo. Me pierdo cuando busco el trabajo perfecto… tiene que ser perfecto, tiene que valer la pena… demasiada gente se conforma, y yo… no me conformaré…
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Foto de la entrada de Ed Gregory
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Me pierdo cuando busco el trabajo perfecto
😮
Con permiso de David, me atrevo a indicar una opinión con la que en mis clases intento ilustrar a los jóvenes en este tema tan interesante que se ha abordado; yo la llamo la “teoría del embudo”, que nada tiene que ver con la Ley del embudo
Se trata de que cuando nos resulta muy complejo alcanzar la meta prefijada, y pongo el ejemplo de microbiólogo en busca de la bacteria que elimine el daño de determinado cultivo, entonces es el momento de dejar de ver la vida por el lado estrecho del embudo y darle la vuelta para mirarlo por la parte más amplia y entender que, además de microbiólogo, soy biólogo, y por tanto titulado superior y, además tengo idiomas, y, no sé cuantos cursos, y también soy constante y esforzado y, y ,y, y… esos tantos otros valores que nunca te pusiste a descubrir sobre ti mismo. Sé de uno que lo hizo y acabó siendo Director de una cadena de hoteles en Miami, y ahora es feliz, aunque ya no busque su particular bacteria.
¿Te has parado alguna vez a conocer tus valores, tus posibilidades ante la vida?
¿Te has preguntado si realmente estás dispuesto a ser tu mismo y no lo que quieren que seas los demás?
¿Te has planteado alguna vez lo mucho que vales?
¡¡Ten ACTITUD POSITIVA!!
Saludos
(Siempre tienes todo el permiso del mundo para comentar -y bajo mi punto de vista enriquecer- el artículo con tus comentarios)
…me encanta tu teoría del embudo Benito A. de la Morena Carretero
Como dice Alfonso Alcántara: Trabaja en lo que puedas mientras buscas el trabajo de tus sueños, aunque sólo sea un minuto al día.
…total!! …comparto ese enfoque Elena!!!
…no es fácil, no es imposible!!!
Saludos,
@davidbarreda_db