#citaciega
“…después de llevarse todo el día en la cocina,
solo atinaron a decirle
lo bien que comieron ese mismo guiso, en otros sitios…”
‘Los Jueces del hambre’, de Fátima M. Roldán
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…mira que me prometí a mí mismo que no volvería a hablar de la conexión ‘Redes Sociales y Marca Personal’ hasta pasado un buen tiempo (siete u ocho años, me dije) … pero no hay manera, no tengo personalidad, me dejo llevar, no tengo criterio… qué desastre…
…ha sido leer el post de Andrés Pérez Ortega, “Modestia tóxica” y abandonar todos mis propósitos… tal cual… si me sigues, ya sabes que yo hago todo lo que dice Andrés, sin pensarlo… afortunadamente, ya puedo reconocerlo públicamente sin ningún pudor… esto tiene sus ventajas, por un lado me beneficio de sus ideas y si las cosas me van mal siempre puedo echarle la culpa… y es que, ser un tipo sin personalidad también tiene su punto…
La movida es que me ha resultado especialmente interesante el post que te referencio, y que te recomiendo leer antes de que sigas con este (voy a hacer spoiler), en el que habla de “esta manía tan española de no mostrar y compartir nuestro valor”, no fuera a ser que demos que hablar demasiado, nos copien, generemos un mayor beneficio a terceros o alguien nos arrebate “nuestro tesoooooro”.
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Posicionamiento
Antes que nada, y para aclarar enfoques, quiero hacer explícita mi posición en cuanto a mostrarse en Redes Sociales, es sencilla: que cada uno haga lo que le dé la REAL GANA.
Las redes sociales son tan públicas (sí, todas son públicas, aunque tengas tus perfiles privados) como personales… así, que cada uno haga lo que quiera hacer en este sentido. Cuestión sagrada. Libertad total.
Si quieres gestionar tu visibilidad en las redes sociales, pues gestiónala. Le puedes dar un toque personal, profesional o el que te dé la gana, insisto… de una forma u otra, tendrás que asumir una serie de consecuencias… pero joder, deja tranquilo a quien no quiera gestionarla.
Por el contrario, si no quieres gestionar tu visibilidad en las redes sociales, pues no lo hagas. Ya está. Es así. También tendrás que asumir las consecuencias y dejar tranquilo a quien quiera hacerlo. Además, no te preocupes, vas a seguir teniendo Marca Personal (porque todos tenemos una Marca Personal o reputación, como prefieras, con su consiguiente impacto), eso sí, será una Marca Personal Analógica que, para tu tranquilidad, puede ser igual o más efectiva que otra que esté digitalmente enriquecida. Ahora bien, como te acabo de decir… deja tranquilo a quienes están gestionando su posicionamiento profesional con ayuda de las Redes y mucho trabajo, y sobre todo… no confundas el ‘tocino con la velocidad’…
La decisión de participar en las RRSS o no será siempre personal, y seguramente en ella tendrán que ver variables como: sector al que te dedicas, clientes o empleadores a los que te diriges, número de contactos que tengas fuera o dentro de la red, capacidad de posicionamiento fuera y dentro de la red, líneas de crecimiento, etc., tanto una opción como otra son absolutamente respetables y pueden ser efectivas en su contexto.
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Matar el trabajo del otro
Más allá de lo anterior, en su post, Andrés comentaba algo que me resultaba tan gráfico como familiar: “Se nos permite contar todo tipo de rollos, opinar sobre cualquier cosa, pero ¡ah!, amigo, como se te ocurra hablar de algo que sabes hacer, entonces ya eres un apestado”.
Si me llama la atención esto es porque lo he vivido y lo vivo personalmente. Hace unos cinco años decidí tomar parte activa en las Redes Sociales por una cuestión de necesidad. Vivo en una ciudad pequeña y esquinada, no he tenido ni tengo ‘padrinos’, ni tuve ningún contacto relevante que me apoyase en momentos claves o me facturase lo suficiente para echarme a volar. Tampoco tenía la pasta suficiente como para publicitarme profesionalmente, y dudo mucho que aquello hubiera podido funcionar. Ni sabía como puñetas venderme y, para colmo, mi jodida timidez mezclada con un sentido de la ‘modestia’ bastante estúpido terminaban idiotizándome en cualquier evento de networking o sarao parecido… sin saber cómo aprovechar lo que allí ocurría.
Solo tenía tres cosas claras: fluía bien en el trabajo, soy disciplinado, me gusta escribir… y aunque no me sentía el mejor en mi trabajo, ni el más cumplidor del mundo, ni la persona que mejor escribe… era consciente de que tenía un patrimonio personal mínimo que debía aprovechar si quería generar las necesarias oportunidades… las Redes Sociales en este caso se convertían para ello en un medio estupendo, barato a nivel económico y con una inversión de tiempo y energía que estaba dispuesto a asumir.
…lo curioso es que cuando te pones a ello… sin venir a cuento… tienes que aprender a gestionar una serie de “guantazos sin manos” que la gente generosa y gratuitamente te va brindando por el camino. Así, más pronto que tarde comienzan a llegarte comentarios soterrados sobre tu ego, sobre tu presunto “afán de protagonismo”, sobre el “ánimo de postureo” de cada movimiento que haces, sobre “qué autoridad tienes para hablar sobre uno u otro tema”, sobre tu único interés en ‘alcanzar cierta fama’, o sobre que lo único que te interesa es “contarlo”… dando igual que te estés partiendo los cuernos escribiendo, leyendo, buscando mejores contenidos, generando reflexión, textos o herramientas (que curiosamente terminan siendo usadas por quienes más las critican)…
…siempre, al final, habrá lugar para únicamente ‘criticar la foto’…
…poco a poco, vas constatando que si ya poner en marcha una iniciativa en este puñetero país tienen un precio elevado, las que tienen que ver con uno mismo y su visibilidad tienen un sobre coste, a veces, desproporcionado…
…pareciera que hablar de lo que haces es pecado, malo…
…aunque afortunadamente, el propósito supera a la crítica… que la hace pequeña y la mayoría de las veces ridícula.
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No confundas
No confundas. Si tienes un criterio mínimo, no confundas, por favor… no confundas mi visibilidad con falta de humildad… joder.
Como dice Andrés, “Se puede vivir modestamente pero eso no implica que no hagas visible tu valor. Se puede ser alguien muy noble y, al mismo tiempo, demostrar tus cualidades y capacidades”… y eso pasa por una serie de movimientos orientados a generar visibilidad sobre uno mismo y sobre lo que haces… ¿qué tú no quieres? Pues nada, no pada nada… pero no confundas…
El recato, siempre ha beneficiando a las clases dominantes, incluso en ámbitos profesionales… en todos sitios cuecen lobbies… y uno a esta edad… está con ganas de enseñar los hombros y las rodillas… y no por eso, es un ‘descarado’…
…además el ‘recato’, también es una expresión del ego, piénsalo bien.
Y es que, siguiendo a Andrés, “…sobre la carencia de vanidad, creo que se juntan churras con merinas. Se puede hablar de tu trabajo o, algo más importante, hacer visible tu trabajo para que otros puedan beneficiarse de él sin ser arrogante o presuntuoso. Y, desde luego, lo que cuentas tiene que ser real, cierto, no una ilusión o venta de humo.”
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Por exceso y por defecto
Siempre he mantenido que uno de los puntos conflictivos en la gestión de la Marca Personal está precisamente en la “gestión de la visibilidad“, tanto por defecto como por exceso. Y es que, una cosa es hacer visible tu valor añadido para posicionarte como opción preferente y otra muy distinta es convertirte en un exhibicionista o que por el contrario pases tan inadvertido que se cuestione tu existencia.
Enseñar los huevos a todo el mundo y en cualquier parte resulta de todas formas impertinente, obsceno, aburre y genera rechazo entre otras cosas… convencer a todo el mundo de que eres tú quien ‘la tienes más grande’ (<- metáfora) queda ridículo… incluso cuando lo dejas caer… en plan “pasaba yo por aquí y tomándome un café me acabo de dar cuenta de lo grande que la tengo y de lo afortunado que me siento por ello, aquí me hago un selfie para que puedas constatar lo difícil que me resulta disimular el bulto…cuenta conmigo para lo que quieras…” (<- otra metáfora)…
…sin hablar de los “…hoy me han vuelto a dar las gracias por… pero lo importante no es eso, lo importante es que hoy en el mundo hay un pececillo que nada felizmente liberado…” como ejemplo brutal de proyección egocéntrica, en el que el eje de casi cualquier proceso gira sobre el propio facilitador… véase “tus éxitos (en los míos)”
…así, entre esto y ahogarse en una modestia comodona que, como dice Andrés “a veces, … no son más que excusas para no utilizar los canales que tenemos a nuestra disposición para divulgar lo que vamos descubriendo” … debe haber un punto intermedio, digo yo.
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Mirones
Las Redes Sociales no las usan solo los que publican, también son usuarios y consumidores de Redes Sociales los que solo miran. Los mirones son como esos vecinos que, desde arriba de sus casas, tras el visillo, observan como pasa el carnaval… jactándose de no participar de esa clase de frivolidad… pero no perdiéndose un segundo de lo que ocurre en ella… aunque como la audiencia de Tele Cinco, siempre negarán haber perdido su tiempo en ello.
Claro que en las Redes Sociales hay superficialidad… pues como en la vida real… fíjate, se critican los likes o los “eres un crack” virtuales como manifestaciones frívolas y vacías… pero me cuesta imaginar a la gente en un evento de networking negando el saludo a quien te lo ofrece porque no te gusta lo que hace, o comentándole abiertamente algo del tipo “vaya mierda de trabajo el que hiciste con tu último proyecto”… prefiriendo, normalmente, dar la mano sin más, sonreír levemente o hablar por encima de ese proyecto sin decir la palabra “mierda” y sin entrar en una valoración mayor… el punto de fingimiento es más habitual en nuestras relaciones de lo que pudieras creer.
Si quieres quedarte arriba, estás en tu derecho. Si quieres participar, también. Todos tendremos nuestras razones. Pero a estas alturas de la partida, cuando sabemos que (te guste más o menos) las Redes Sociales han llegado para quedarse y forman parte de nuestros medios de relación… simplificar los enfoques reduciendo la participación en Redes a una mera manifestación de los egos y del postureo me parece una temeridad.
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Igual que se curan los contenidos, se curan los contactos. Tú eliges.
Igual que las habilidades sociales se entrenan y se aprenden… con las habilidades digitales pasa lo mismo, se entrenan y se aprenden.
Así, decidas lo que decidas respeta, actúa y asume las consecuencias.
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…y ya sabes, si no te ha gustado el post, la culpa es de Andrés.
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